El proyecto, encabezado por Miguel Alcantud, se basa en breves actuaciones para grupos reducidos y se ha expandido desde su nacimiento en 2009 a diversas ciudades tanto españolas como latinoamericanas
Hasta el año 2007, en el número 4 de la calle Ballesta se fingían orgasmos. Durante dos semanas de noviembre de 2009, ese espíritu de engaño y artimaña se recuperó, solo que de un modo más creativo. En lo que hasta su cierre en diciembre de 2007 era un prostíbulo a pocos metros de la Gran Vía madrileña, nació dos años después Microteatro por Dinero, un proyecto teatral que continúa creciendo a día de hoy.
Durante aquellas dos semanas del otoño de 2009, trece grupos de teatro independiente, ubicados en trece habitaciones de aquel viejo burdel, representaron para grupos de diez espectadores obras de una duración aproximada de entre diez y quince minutos con un tema en común: la prostitución. La fórmula resultó ser un éxito. Al poco tiempo, colas de en torno a doscientas personas esperaban su turno para disfrutar de la original iniciativa dramática.
Tras los fervientes días inaugurales, el proyecto no tardó en trasladarse a su sede actual en la Calle Loreto y Chicote, también en el barrio de Malasaña. Durante los catorce años que han pasado desde entonces, Microteatro por Dinero ha continuado reinventándose y ofreciendo una propuesta teatral alternativa y atractiva para el público.
El responsable de lo que comenzó como una «gamberrada dramática», tal y como la apoda él mismo, es Miguel Alcantud (Cartagena, 1971). El artista murciano es uno de aquellos individuos polivalentes que parecen exprimirle 25 horas a cada día: a su labor como director artístico de Microteatro por Dinero se le suma su trabajo como director y guionista de series como El Cid, Águila Roja o El Ministerio del Tiempo. Por si no fuera suficiente, también destaca su faceta como escritor de obras narrativas ente las que destaca Una vez fuimos famosos, publicado el pasado 2023 por Penguin. «Y también soy padre de dos niños», bromea Alcantud.
«Esto empezó como una gamberrada dramática en la que okupamos un edificio en la calle Ballesta sin permisos y sin planificar casi. Funcionó muy bien, y de ahí me planteé hacer con esta idea una empresa cultural sostenible que se pudiera extender a lo largo del tiempo. Lo organicé todo para que fuera un teatro horizontal, de la gente para la gente, que fuera lo más cercano posible al público. Igual esa es la clave del éxito y de todo lo que ha venido después».
Lo que ha venido después han sido 14 años de éxito rotundo apostando siempre por la calidad y la originalidad, que le permitieron superar obstáculos tan difíciles como la pandemia del Covid y expandirse a ciudades tanto españolas (Valencia, Cáceres, Barcelona, Granada…) como americanas (Veracruz, Ciudad de México, Miami…). «A través de unos contactos que teníamos se empezó a disparar el interés en Latinoamérica a un nivel increíble. Surgió solo, casi sin querer. No teníamos una idea ‘imperialista’, no queríamos hacer de esto una ‘superempresa’ y seguimos sin quererlo. Trabajamos en cultura y queremos tener una cosa muy de tú a tú con las personas. Hubo mucho interés por replicar el formato de Microteatro, así que les acompañamos, estuvimos con ellos. Se creó una red de microteatro horizontal, que es independiente en cuanto a línea editorial y programación», cuenta Alcantud.
Pero la labor de Microteatro por Dinero en el extranjero no termina en esta expansión de formato a otras ciudades. En Nueva York se llevaron a cabo unas representaciones con estudiantes contra el racismo. En Egipto, el grupo llegó a colaborar con el Instituto Cervantes para traducir obras al árabe con el objetivo de que se representaran en el país y fomentar la creación original autóctona.
Precisamente, el impulso de nuevos talentos es una de las prioridades de Microteatro por Dinero. Muestra de ello es su protocolo de selección de programa mensual, donde cualquier autor, ya sea novel o conocido, puede proponer una obra que un comité de cuatro personas leerá y juzgará apto o no para la representación. «Nosotros trabajamos mucho como semillero» afirma el artista murciano, y añade: «cada sede de Microteatro se dedica a descubrir talento local. Nos encanta esta faceta. Todo el que quiera puede mandar su propuesta con su director, sus actores… lo que quiera. Nos han traído proyectos de danza, de mimo, de marionetas… Absolutamente cualquier forma teatral es bienvenida en nuestro espacio».
Este espíritu de apertura a nuevas formas ha llevado a Microteatro por Dinero a contar con obras de todo tipo durante sus 14 años de vida. Más de 2000 obras y cerca de 900 directores han pasado por las habitaciones de Microteatro por Dinero. Con el objetivo de recoger algunas de las obras y autores de microteatro que más repercusión tuvieron, el proyecto lleva desarrollando desde hace unos años su propio sello editorial, Microteatro Ediciones. En él, el lector se puede encontrar no solo una antología de obras, sino monografías escritas por el autor en las que se abordan temas como la fuente de inspiración de la obra y anécdotas en torno a la creación de esta.
Microteatro por Dinero es un proyecto difícil de encasillar. Es teatro, desde luego, pero no solo eso. Es la voluntad de compartir con el espectador una intimidad emocional que es, a fin de cuentas, lo que se espera alcanzar con cualquier expresión artística. Una intimidad que antes del año 2009, en la calle Ballesta, se pagaba al contado, pero que ahora, en la calle Chicote y Loreto de Madrid, y en Valencia, y en Veracruz, y en Miami, y en Ciudad de México y en otros muchos lugares es, pese a seguir siendo una farsa, por fin, sincera.