Para Fernando J. López, novelista y dramaturgo español, “no es fácil tener dieciséis años. Así que cuando dejamos atrás esa frontera fingimos que nunca estuvimos ahí”. Sin embargo, en su obra #Malditos16 –dirigida por Quino Falero y que se podrá ver hasta el 5 febrero en el Teatro María Guerrero-, los protagonistas tendrán que enfrentarse a sus fantasmas al volver al hospital en el que fueron internados después de intentar suicidarse. Irán con ganas de colaborar en un proyecto, con adolescentes que están pasando por lo que ellos mismos pasaron, pero con miedo de que las heridas vuelvan a abrirse.
#Malditos16 abre un diálogo en torno al suicidio adolescente, intentando hacernos conscientes de aquellos sucesos que apenas ocupan espacio en los medios de comunicación. La obra no solo habla sin tabúes, sino que los temas, documentados por asesores, están expuestos de una manera rigurosa: desde los trastornos alimentarios a la identidad de género.
Durante la obra, queda implícita la influencia de una sociedad machista en el estado depresivo de los protagonistas: el canon de belleza establecido, el hombre que se cohíbe a la hora de llorar, la hipersexualización de la mujer… El título de la obra con el hashtag tampoco es casualidad, ya que algunos de esos temas se tratan desde la experiencia virtual, es decir, desde las redes sociales.
Las actuaciones de los actores Pablo Béjar, Andrea Dueso, Manuel Moya, Paula Muñoz, David Tortosa y Rocío Vidal cuentan con un extraordinario realismo y una intensa carga emocional, aunque con un pequeño toque de humor que nos permite coger aire de vez en cuando.
La escenografía, minimalista, no solo representa una triste –en la más sentimental de las acepciones- sala de hospital, también da paso a un juego de luces que no resulta cargante, lo que permite separar claramente los distintos desplazamientos temporales.
