LAS CRÓNICAS DE NARNIA: LA TRAVESÍA DEL VIAJERO DEL ALBA

Lucy, Caspian y Edmund se encuentran con una estrella

Han pasado tres años desde que Caspian se convirtiera en rey y la paz reina en Narnia. Para los Pevensie sólo ha transcurrido uno, pero Lucy y Edmund añoran la tierra que les vio gobernar. Mientras sus hermanos están en América, ellos viven con sus tíos y su repelente primo en Inglaterra. De repente, un cuadro cobra vida y transporta a los tres chicos a Narnia, donde acompañarán al rey Caspian en una travesía en barco: el Viajero del Alba.

Nosotros volvemos a Narnia dos años después, con un nuevo director y una nueva distribuidora. Andrew Adamson cede los honores a Michael Apted, mientras que Walt Disney hace lo propio con 20th Century Fox. Parece que Apted ha perdido en el proceso parte de la magia de la saga, algo de lo que su predecesora, El príncipe Caspian, también cojeaba, siguiendo sin superar el encanto de la primera de todas: El león, la bruja y el armario.

Sin embargo, se trata de Narnia, una saga sólida y bien construida con un resultado espectacular. En esta ocasión la trama se desarrolla en alta mar, compuesta de una serie de aventuras, una detrás de otra, siguiendo el hilo conductor sin apenas dar un respiro al espectador. La cinta compone una buena adaptación del libro, aunque los guionistas se han sacado unos cuantos ases de la manga. Puede que algún purista ponga el grito en el cielo, pero la trama tiene mayor continuidad y consistencia que la novela que escribiera C.S. Lewis en 1952. Los personajes también han cambiado ligeramente, ya que son menos mojigatos y más adultos y el ratón Reepicheep está menos obsesionado con encontrar “el fin del mundo”.

Los actores dan vida a unos personajes entrañables con los que muchos han crecido y, aunque los más jóvenes no son grandes intérpretes, la cinta no cojea por ello. Muy al contrario, resulta más natural ver a la misma Lucy de las películas anteriores, sin grandes alardes dramáticos. Ben Barnes está todavía imponente en su papel de rey Caspian que en la entrega anterior, la pequeña aparición de Tilda Swinton es una perita en dulce y los breves cameos de Anna Popplewell y William Moseley (los otros dos Pevensie en ciernes) son un suculento guiño, ya que se echa de menos la química entre los cuatro hermanos.

Lucy, Caspian y Edmund se encuentran con una estrella

Visualmente, la película resulta muy atractiva. Una fotografía asombrosa cargada de detalles acompaña a unos efectos digitales perfectamente integrados en los escenarios. Aunque en esta entrega no aparecen tantos animales humanizados como en las anteriores, los que salen casi parecen un actor más del elenco.

El 3D, sin embargo, vuelve a ser un poco engañifa. Los planos de grandes paisajes y escenarios son realmente impresionantes (el corazoncito de algún lector apasionado dará algún vuelco que otro), pero son más abundantes las escenas protagonizadas por los actores y que no tienen efectos tridimensionales. En estas el 3D no aporta nada y encima resta luminosidad al conjunto, perdiendo efectividad visual.

La superación personal y la paz de espíritu son constantes durante todo el film. La evolución de Eustace, en la que algunos cristianos han querido ver paralelismos con la historia de Pablo de Tarso, y que era una de las partes más interesantes del libro, está tratada de una forma un tanto brusca y bastante convencional. Quizá se hubiera podido sacar un poco más de partido de este personaje, aunque no por ello dejan de ser divertidas las situaciones que provoca un escéptico (representado por el no creyente) en un mundo tan fantástico como Narnia.

El final resulta tan hermoso como duro, como viene siendo habitual en esta saga, viviendo el espectador la despedida de Narnia en la piel de unos personajes que hemos visto crecer y madurar. Sin embargo, en esta ocasión la poesía del momento se rompe parcialmente cuando se hace una apología al cristianismo tan poco sutil en boca de Aslan. No obstante, no es cosa de la película, la escena está sacada del libro tal cual, y esta franquicia es lo que es, Lewis no engaña a nadie: de hecho, el autor deja muy claro su propósito y el mensaje cristiano en ese diálogo.

El compositor de las dos primeras bandas sonoras, Harry Gregson-Williams, ha cedido la batuta a David Arnold en esta tercera entrega. Aunque la música sigue siendo tan maravillosa como en El león, la bruja y el armario, no tiene la misma el mismo protagonismo, ni el mismo peso que en las dos cintas anteriores. Las melodías de Arnold no tienen la chispa ni el encanto de las de Gregson-Williams. Con todo, la épica está ahí: los emotivos acordes de ‘To Aslan’s Camp’, que ya tienen un significado especial para los seguidores de esta saga, erizan la piel, conmueven y hacen soñar.

En resumen, La travesía del Viajero del Alba es una sencilla película de aventuras sin grandes pretensiones que emocionará y pondrá a punto de lágrima a los lectores, aunque no alcanza el nivel de sus predecesoras, respecto a las que ha perdido algo de magia y encanto. Puede que el resultado final sea un poco infantil, pero también tiene un tono más maduro que los libros. Aslan está en camino y nos trae un par de horas para volver a ser un niño, viajar a Narnia y disfrutar.

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Año: 2010
Duración: 115 minutos.
País: Estados Unidos.
Género: Aventura, fantasía.
Director: Michael Apted.
Intérpretes: Georgie Henley, Skandar Keynes, Ben Barnes, Will Poulter, Gary Sweet, Tilda Swinton, Anna Popplewell, William Moseley, Liam Neeson (voz), Simon Pegg (voz).

 

 

 

 

 

 

 

 

Reseña también disponible en Fantasymundo.

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