Miguel del Arco pone en pie al auditorio con un extraño cóctel entre el autoengaño, la más desesperada de las melancolías y un humor disparatado. La Noche de las Tríbadas, que podemos ver hasta el 8 de enero en el Teatro Pavón Kamikaze, pertenece al ciclo Femenino Plural, un programa especial, cuyo fin es promover el intercambio de ideas en torno a la igualdad de género. Escrita originalmente en 1975 por el novelista y dramaturgo Per Olov Enquist, autor de Otra vida o La partida de los músicos, se convirtió en la obra sueca más representada del siglo XX.
Sobre el escenario, un polémico escritor y dramaturgo del siglo XIX, August Striendberg -interpretado con la fuerza titánica de Jesús Noguero-, pone de manifiesto una declaración de amor-odio hacia su esposa, Siri -encarnada, con tremenda energía y frenesí, por Manuela Paso-, con la que se encuentra en proceso de divorcio. Hostigado por las deudas, el escritor decide abrir un teatro en Copenhague para la representación de sus obras. Tras nombrar como directora de este Teatro Experimental a Siri, al reencontrarse con ella en pleno ensayo, descubrirá que la coprotagonista de su obra no es otra que Marie –Miriam Montilla, en un papel menos variable-, la mujer por la que su esposa lo abandonó. Entre los tres tratarán de recrear lo que sucedió la famosa noche de las tríbadas -‘lesbiana’ en forma poética, según la Real Academia Española (RAE)-.
El sentimiento misógino está presente en los textos de Striendberg. Creía sentirse atacado por el movimiento feminista a la par que acusaba a su esposa de hacerle pasar por loco, ya que esta dudaba de su salud mental, para encubrir una relación lésbica. “Existen dos tipos de escritores: los que, con fragmentos de verdad, cuentan una mentira y los que, con fragmentos de ficción, relatan su verdad”. La obra disputa la exageración de Striendberg, su visión de la realidad, quién sabe si con el propósito de contribuir a la creación de su propia leyenda dentro de la literatura.
Como diría el protagonista encarnado por Ed Harris en Copiying Beethoven, la pieza “desafía su sentido de la belleza”. Rivaliza conductas, logrando el mismo conflicto interno en el espectador, capaz de empatizar con la histeria de los intérpretes y de mezclar risa -en su mayor parte brindada por el actor Daniel Pérez Prada– y llanto.
La Noche de las Tríbadas utiliza la técnica del metateatro (la representación teatral dentro de la misma) con actores eminentes en un escenario minimalista, atestado por la riqueza de matices de los personajes.