¡Qué difícil es a veces sobrevivir en este complicado mundo! Sufrimos de desamor, los amigos nos fallan, se mueren seres queridos… todo ello unido a accidentes y catástrofes que pueden ocurrir en cualquier momento y, por supuesto, son imposibles de controlar. ¡Qué útil sería en estas situaciones arrancarnos el corazón y cambiarlo por otro completamente nuevo e impoluto! Pues bien, siento confesar que ni un corazón postizo es capaz de aliviar los dolores humanos. Estamos condenados, sin remedio, a sentir. No podemos cambiar el destino ni nuestra forma de ser, aunque nos avisen y nos den las reglas para sobrevivir:
Uno: No toques las agujas
Dos: Domina tu cólera
Tres: No te enamores nunca
Estas son las tres reglas básicas que deberá seguir Jack en La mecánica del corazón, “un cuento de amor para niños grandes”, escrito por Mathias Malziev, cantante de uno de los grupos de pop más importantes de Francia: Dionysos, cuyo sexto disco se titula igual que el libro.
Un cuento gótico, que sigue la estela del mejor Tim Burton, y muy cinematográfico –ya se han vendido los derechos cinematográficos al director francés Luc Besson, El quinto elemento o Arthur y los Minimoys, que hará la película en formato de animación 3D.
Su protagonista es Jack, un joven escocés que nace en Edimburgo el día más frío de la historia. Por ello, su corazón está helado, congelado y le tienen que implantar un reloj de cuco para que pueda latir. Su madre huye y es adoptado por Madeleine, una matrona, medio bruja que ayuda a las personas de la calle con prótesis semifantásticas. El horroroso ruido del Tic-Tac siempre acompaña al niño que tiene como únicos objetivos: “no tocar las agujas”, “dominar su cólera” y “no enamorarse”, algo muy complicado, y más cuando sale a la calle y conoce a la pequeña Miss Acacia.
A partir de ese momento, comenzará un entrañable viaje en busca de su amada. En ese camino hacia el amor, Jack se encontrará a su tocayo, Jack El Destripador y a George Mélies (uno de los precursores del cine), que será su relojero particular y consejero amoroso.
El estilo literario del autor es ágil y muy lírico; por ello, parece que estemos ante una persona de edad adulta, pero lo mágico de la historia es que Jack es solo un jovencito y comete las locuras y los errores típicos de un niño de su edad.
Un mundo surrealista -como la música de Dionysos- en donde se mezcla lo fantástico con temas actuales como el bullying, la explotación laboral, el rechazo al débil… un bonito cóctel entre la literatura romántica y la juvenil junto a una crítica a la sociedad frívola y sin sentimientos en la que estamos sumergidos.
En definitiva, un entrañable relato de aires burtonianos y ecos de Pinocho y Peter Pan que hace reflexionar sobre diferentes aspectos de la vida. Porque… todos sufrimos, ya sea por amor o por otras circunstancias, y eso nada ni nadie lo puede evitar.
