Una transición elegante

Jonquil

JonquilJonquil es una banda británica que aún carece de artículo propio en Wikipedia. Esto podría significar dos cosas: que son lo ultimísimo de la crema musical o que no los conoce ni su madre. Su último disco, Point of Go, que se edita ahora en España, no confirma ni un extremo ni el otro; simplemente muestra cómo aquel grupo que en 2008 (Whistle Low) desprendía misterio por los cuatro costados ha desembocado en este segundo trabajo en algo que, lejos de sonar mal, recuerda a más de lo mismo, a veces a Maxïmo Park y otras a Two Door Cinema Club.

 

Porque, conocerlos, sí que los conoce más gente aparte de sus madres y abuelas, bastante más, de hecho; incluso en nuestro país, donde, al editar su primer disco, el sello Acuarela logró sustituir su anonimato inicial por el favor de los más curiosos y entendidos y, sobre todo, de aquellos que ya estaban hartos de que todo lo que llevase la etiqueta new folk europeo no supiera moverse del flautismo de Hamelin y el disfraz hippie.

De la promesa folk que exhalaba aquel debut y que llenó la boca de los críticos musicales con alabanzas apenas queda nada en Point of go. Es el precio que Jonquil, que significa narciso, paga, quizá, por lograr canciones más bailables, que no buscan su personalidad más allá de arreglos como la trompeta de Swells, que abre el álbum, o los constantes pianos noventeros, a medio camino entre los antes mencionados Mäximo Park y el italo-dance.

Los de Oxford no se han atrevido esta vez con psicotrópicas introducciones de dos minutos, ni con el poder hipnótico de las armonías de voces; han hecho varios buenos temas, pero pocos pertenecen  a esa música que existe porque sí, porque, al oírla por primera vez,  se comprende que ha nacido para ser escuchada y que merece cada segundo de nuestra atención.

Probablemente, este cambio de rumbo los eleve en las listasde reproducción de Spotifyy en las de las peticiones que, cada fin de semana, reciben los pinchadiscos de los locales europeos de moda, pero los aleja del epicentro del terremoto que, de vez en cuando, debe producirse en la música, y que hace tiempo que no sacude al indie del Viejo Continente. Aún así, la de Jonquil ha sido una transición muy elegante.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.