Hace 35 años que el chico de New Jersey se convirtió en ‘The Boss’

Portada original del disco
Portada original del disco
Portada original del disco
Portada original del disco

The River, quinto álbum de estudio de Bruce Springsteen, cumple 35 años. Para celebrarlo se ha anunciado la reedición del disco que saldrá a la venta el próximo 4 de diciembre. En ella se incluirá fotos inéditas, un DVD con un concierto nunca antes editado oficialmente en Tempe (Arizona) y tres CDs donde se podrán escuchar canciones nunca sacadas a la luz. El tráiler del lanzamiento y una de las canciones inéditas, Meet me in the city, están ya a disposición de sus fans en la página oficial. Con motivo del aniversario aprovechamos para recordar este disco e intentar comprender su mensaje después de tanto tiempo.

Corría el año 1980, por aquel entonces Bruce Springsteen ya era uno de los referentes del rock. Cinco años atrás, la publicación de su legendario disco Born to run (1975) le había dado la categoría de “el futuro del rock and roll” y tres años más tarde, con la llegada de Darkness on the Edge of Town (1978), mostró al mundo su lado más maduro y oscuro. Entre tanto Bruce no paraba de hacer giras y conciertos que poco a poco iban alimentando su leyenda de éste sobre los escenarios, otorgándole el sobrenombre por el que todo el mundo le conoce: ‘The Boss’. Todo este panorama había puesto a Bruce en el punto de mira de un público que esperaba con incertidumbre el nuevo disco del chico de New Jersey.

The River (1980) sale a la venta en octubre de 1980. Inmediatamente ocupa los primeros puestos de las listas de ventas en más de un país y se convierte en el primer gran éxito comercial en la carrera de Bruce Springsteen.

Cuando escuchamos The River nos tropezamos con una mezcla de sentimientos. Por un lado, ofrece canciones donde hay momentos de optimismo y diversión como en Crush on You, en la cual encontramos una declaración de amor canalla, o Out in the street, donde prevalece el mensaje de optimismo ante los conflictos del día a día.

Pero por otro lado, esta visión esperanzada de la vida se desvanece ante un arsenal de canciones donde Bruce nos habla del lado oscuro y duro de la vida, de humildes y perdedores y humaniza sus canciones hasta el punto de mostrarnos el sufrimiento y la nostalgia. En esta declaración de intenciones merece especial mención la emotiva canción que da nombre al disco. The River fue el tema que convenció a Bruce de que este álbum debía ser doble y con el carácter oscuro que lo identifica, puesto que en un principio pretendía lanzar un álbum de un único disco donde predominaban canciones más alegres. Su letra nos habla de la vida dura, la realidad, la soledad de la vida cotidiana y los sueños rotos cuya única forma de hacer frente  y seguir adelante es aferrándose a un recuerdo del pasado, a la nostalgia que bien representa aquel río. El 8 de noviembre de 2009, en el icónico Madison Square Garden de Nueva York, Springsteen presentaba la canción de la siguiente manera: “La escribí para mi cuñado y mi hermana. Mi cuñado estaba en la industria de la construcción, perdió su trabajo y tuvo que luchar duro a finales de los 70, como mucha gente hoy en día. Fue un disco en el que empecé a abordar el tema de los hombres, las mujeres, las familias y el matrimonio«.

Siguiendo este carácter desgarrado y humano, dentro del álbum tenemos canciones como Fade Away, una llamada de auxilio para no caer en el olvido de un antiguo amor; Stolen Car, en la que las expectativas incumplidas y los problemas nos hacen comprender que el amor no lo puede todo, o  Wreck on the highway, en donde se relata un trágico accidente de coche. A través de estas canciones nos damos cuenta de que aquel chico que  había nacido para correr con el fin de llegar a la tierra prometida y así escapar de las dificultades, se había topado con la vida real. Una vida en la que las carreteras ya no son una vía de escape, si no el lugar donde ocurren accidentes y cuyo final no es la tierra prometida que esperaban. Aquel chico se había hecho hombre a golpe de sueños rotos y supervivencia. Esta visión desgarradora tocará fondo con el siguiente disco de Bruce, el aún incomprendido Nebraska (1982), pero eso ya es otra historia.

Bruce Springsteen tocando la armónica
Bruce Springsteen tocando la armónica durante la gira de The River

En definitiva, The River es un disco de luces y sombras. Un disco donde los sentimientos opuestos se tocan sobre el escenario de la cruda realidad.  “Rock and roll fue siempre esa alegría, esa cierta felicidad que se encuentra en el camino más bello de la vida. Pero el rock trata también sobre la dureza, la frialdad y la soledad… Finalmente llegué al lugar donde me di cuenta que la vida tiene paradojas, muchas, y que tienes que vivir con ellas”, afirma el propio Bruce. Y es que en eso consiste la vida,  una constante lucha diaria por buscar el equilibrio entre el lado más oscuro y el lado más optimista y esperanzador.

No puedo cerrar el artículo sin hacer mención a la seña de identidad por excelencia del ‘boss’: los directos. Durante la gira de presentación de The River, la canción que da nombre al título del álbum iba precedida de una historia cuyos protagonistas eran Bruce y su padre. Aquella historia llena de recuerdo se convertía en el mejor de los prólogos para la emotiva canción. Este momento quedó grabado en el mítico Live/ 1975-85 (1986).

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Guillermo Chaparro Terleira

"No es trabajo del artista darle al público lo que quiere. Si el público supiese lo que necesita, no serían público, serían artistas. Es trabajo del artista darle a su público lo que necesita: darle verdad."
Alan Moore

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