Son las 13:32 m. Una figura vestida con jersey rojo despunta entre la multitud de siluetas y puede distinguirse desde el exterior de las paredes de cristal del local. Sentado con una taza de café y cercano a una estantería llena de libros, Juan Gómez Canca (‘El Kanka’) rememora su estancia de hace 9 años en la capital: «llegué aquí con una beca Séneca para estudiar filosofía, como el dinero no me alcanzaba, me busqué un trabajo de profesor de guitarra en un colegio de curas, y, además, por la noche estudiaba guitarra clásica en el conservatorio». La cafetería del Hotel de las Letras, donde nos hallamos, escucha las historias sobre escapadas de fin de semana que nuestro cantautor malagueño realizaba para participar en concursos:»fue muy intenso, recuerdo con crudeza mi llegada a Madrid, pero aprendí mucho y, gracias a ese año, hice buenos contactos». Humilde y colaborativo, como siempre, nos da unas pinceladas sobre sus futuros trabajos:
CULTURA JOVEN: ¿Qué sabor de boca te ha dejado la gira de De pana y rubí?
EL KANKA: Pues muy bueno, la verdad. Este ha sido ‘El Disco’, con mayúsculas. No porque haya gustado especialmente más que los anteriores, sino porque creo que es el fruto de toda la pechá de horas que llevamos trabajando. Es el tercer disco en tres años (imagínate un disco por año), además de muchísimos conciertos. Mejor dicho, una barbaridad de conciertos. Este año, además, nos hemos metido en festivales junto a los conciertos en América Latina. Pero como que todo ha ido viniendo gracias a esa pechá de currar. Es verdad que ha ido muy bien, en los últimos dos meses de conciertos hicimos sold out en casi todos. Además de haberlo hecho en plazas muy grandes, las más grandes en las que nunca había actuado. El hecho de haber dado el salto al charco, y el tema de los festivales donde hemos actuado este verano, ha sido una locura… acabas cansado de tanto curro, pero sí que estamos muy contentos. Este es un momento genial y ascendente en mi carrera, y, creo, se saborea más cuando llevas tanto tiempo trabajando. Profesionalmente llevo tres o cuatro años, pero antes ya nos habíamos recorrido con el Manín, mi percusionista, prácticamente toda España en autobús. Y hemos sido mucho de directo, de tocar mucho e intentar hacerlo todo cada vez mejor. Es muy explícita esa situación, donde al principio ves que vienen a verte diez personas, y, luego, consigues meter setecientas 0 mil.
CJ: Explíquenos esa alternancia que lleva a cabo en la formación del grupo, ¿formato trío vs. banda completa?
EK: Sí, ahora estamos jugando con eso. El proyecto es muy flexible y libre en ese aspecto. Aun a día de hoy, hago alguna cosita especial yo solo con la guitarra. Y al final las canciones se defienden así porque yo las compongo para que ellas se defiendan solas. Pero el trío es a día de hoy lo que más usamos. Manín y Álvaro, que son mi consejo de sabios, mis escuderos, y son esenciales en la parte creativa del concierto, y por lo tanto son los que más me acompañan. Pero sí que es cierto que ahora estamos tocando en plazas más grandes y festivales, estamos empezando a tirar de banda. En lugares como Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla, Valencia… lugares donde he ido muchas veces y acude un gran número de gente, pues ya sí que estamos tocando con la banda entera. Que en su versión completa completísima es de siete integrantes, con vientos y todo, sin contar algún colaborador puntual. De momento este juego se mantiene porque me gusta mucho jugar con distintas formaciones, es más rico, y cada concierto es distinto. Desde la potencia de la banda, pasando por el trío, hasta llegar a mí solo a voz y guitarra, cada uno tiene su puntito.
CJ: Háblenos acerca de su primera experiencia tocando al otro lado del charco (Bogotá, Medellín y Villavivencio). Me parece que teníaa a bastantes ‘kankianos’ esperándole allí.
EK: La verdad es que, sorprendentemente, sí. Ya lo sabía un poco por las redes sociales. Es verdad que notaba, de forma absurda, que me escribía mucha gente de Colombia, México y Chile. Estos tres países que, justamente, he visitado, eran los más interesados. Por ahí pululaba también Argentina y Uruguay, pero principalmente los tres primeros. De hecho, siempre lo digo y me parece muy curioso, en las estadísticas de Facebook, la quinta ciudad era Bogotá, y la sexta México, entre Málaga, Sevilla, etc. La verdad es que a ellos les gusta mucho la música, son muy apasionados y están pendientes de lo que se hace aquí. Cosa que, creo, no pasa al revés. Nosotros aquí conocemos el panorama más internacional, pero no sabemos, por ejemplo, que se hace en Colombia. Yo mismo no lo sabía, hasta que he ido. Pero ellos sí, son muy curiosos y les interesa lo que estamos haciendo aquí. Conocen a El Niño de la Hipoteca, conocen a Rozalén, etc.
Cuando fuimos la primera vez nos encontramos a unas trescientas personas que, para ser la primera vez, está muy bien, «oiga, a 10.000 kilómetros de mi puta casa». Pero no a trescientas personas que pasaban el rato, sino cantando los temas como putos locos. Recuerdo esos primeros conciertos mirándome con el Manín y diciendo: «¿Esto qué coño es?» (risas). Realmente fue muy sorprendente, me esperaba encontrar a gente, pero no me esperaba eso. La gente gritando, cantando, ¡joder! Y hasta ahora ha sido así, ya es la tercera vez que voy a Colombia, la segunda a México y la primera a Chile y es un público de puta madre. Y un montón de gente nos conoce allí, a mí y a un montón de mis compañeros. Siempre dicen: «oye, ¿cuándo te vas a traer a Antílopez?
CJ: ¿Entonces repetirás?
EK: Sí, sí. Ya he ido tres veces y la idea es repetir todos los años, un par de veces al año. Abrirme campo en más países y no sólo en los que ya he ido. Es un mercado muy amplio y conectamos perfectamente en las letras debido al idioma. Es un mercado genial, gigantesco y es un filón de gente muy apasionada por la música. Bueno, y, aparte, a mí me encanta la música sudamericana. Creo que escucho incluso más música de Latino América que española. En mi casa siempre se ha escuchado folclore argentino, boleros y salsa.
CJ: ¿Cuáles son las figuras que más le han inspirado dentro de la música latinoamericana?
EK: Chavela Vargas, Juan Luis Guerra, Jorge Drexler y Pala (Carlos Palacio), que es como una especie de Sabina allí. Me mola infinito y me he enganchado muchísimo a su música. También está David Aguilar en México, un cantautor muy bueno. La verdad es que con la visita he podido conocer a muchos artistas desconocidos para mí.
CJ: Volvamos a España, ¿si fuera el ministro de Cultura qué cambiaría?
EK: (Risas) hombre, el IVA lo primerísimo.
CJ: ¿Y lo segundo?
EK: En otros países hay modelos de apoyo y subvención a artistas que están empezando su carrera, y sabemos que esto de la música, por ejemplo, es muy duro. Hay que dar bastantes conciertos para que uno pueda empezar a vivir, medianamente, de su música. En Francia y Bélgica, me parece, tienen estos modelos de apoyo a iniciados donde si demuestras que tienes un número determinado de conciertos al año (unos treinta), recibes ayuda económica. Entonces puedes empezar a trabajar como músico con un mínimo de apoyo. Aquí, no sé, me da la sensación de que la cultura está casi a un nivel casi clandestino. Como que no hay apoyo en general. Por ejemplo, yo, que soy de Málaga, veo que no hay apoyo para que los músicos hagan conciertos en los bares y salas. Ponen muchas trabas siempre y, en general, me da esa sensación. Además, y mira que no soy muy conspiranoico, tengo la impresión de que desde el poder no interesa mucho que la cultura sea fértil. Da la sensación de que quieren taparlo un poco: «que no haya mucha cultura, saquemos lo mismo de siempre y que la gente baile». No se promueve aquello que dé que pensar. Me da un poco esa sensación. Habría que cambiar muchas cosas y es todo una cuestión de actitud.
CJ: ¿Qué opina de las agencias de management, booking de artistas, promotoras y discográficas en relación con la libertad creativa del artista? ¿Han influido en la dirección creativa de su último álbum?
EK: Yo creo que el artista debe ser libre, entra en su definición. Hay mucha gente trabajando en la industria de la música que es consciente de ello, y otra que no tanto, con esas no me asociaré (risas). Al final esto es un trabajo, yo me imaginaba que esto sería más hippie de lo que es, he tenido que aprender que un artista tiene su parte creativa, y luego, mucho trabajo de ‘oficina’. Yo he hecho ‘oficina’, y sigo haciendo. Hay gran trabajo allí. Es menos gratificante, pero también es necesario. Y luego, está la parte bonita, que es la creativa. En eso creo que debe haber, por lo menos en mi caso, libertad absoluta. A mí nadie me ha dicho nunca a día de hoy cómo tengo que tocar una canción o cómo tengo que grabarla.
CJ: ¿Qué opina de la polémica canción No valen lo que quieren cobrar de Antílopez?
EK: (Risas) madre mía, ¿cómo preguntas esto? (risas). Yo no soy fan de esa canción. Me parece muy bien el hecho de que hagan lo que quieran. Ellos son geniales, son muy libres. Pero a mí, en concreto, regular. No soy especialmente fan de ese tema. No por la ofensa, sino porque me parece un poco evidente lo que se dice.
CJ: Con visión de futuro, háblenos acerca de sus próximos proyectos creativos, ya sea dentro o fuera de ‘El Kanka’.
EK: Pretendo seguir como hasta ahora, pero un poco más allá. Ya hace bastante tiempo que no saco disco nuevo, vamos a seguir avanzando un poquito más con este, sí que es verdad que los tres primeros discos los hemos grabado muy rápido y muy seguidos. Ahora queremos alargar este disco un poco más, no meternos tan rápido a grabar y poder componer así más repertorio. Poder escoger. Por ejemplo, entre la grabación del segundo y tercero disco pasó menos de un año, y eso nos dio para hacer diez canciones, no hubo tiempo para más. Por eso dejaremos reposar un poquito más este disco, pero supongo que a finales de año empezaremos a hacer cositas nuevas. Ya tengo temas nuevos hechos, tendría material como para hacer un disco ahora mismo. Pero me gustaría tener más material, y una vez que lo tenga, pues seguiremos tirando, y esperemos que siga la cosa como ahora.
CJ: ¿Estos temas no los presenta en directo, verdad?
EK: No. Sí lo hicimos con el primer y segundo álbum, pero ahora los guardamos para darle un punto de exclusividad al disco. Que bueno, el disco ya morirá prontito, pero nosotros somos de los románticos que aún decimos: «Sacamos disco». Incluso compro discos de vez en cuando y me gusta tenerlos físicamente, soy un romántico (risas). Ahora mismo, por darle esa exclusividad al disco, no avanzamos muchas novedades. Cuando se acerque la fecha haremos un adelanto, pero estará muy bien pensado el cómo lo hacemos, no voy sacando todas las canciones que compongo, ni mucho menos.
CJ: En caso de extinción del planeta, ¿qué cinco libros y cinco discos te llevarías a una colonia espacial?
EK: ¡Oh! (risas) vamos a ver… Por ejemplo, Diario de Kat, que es como un libro de aforismos muy peculiar; el que me estoy leyendo ahora, la biografía Yo, Bill Murray, me encanta Bill Murray; algún libro de Juan Carlos Onetti; mira, me podría llevar Sin noticias de Gurb, que eso uno de los pocos libros con los que realmente me he reído a carcajadas; y quizá algo de Cortázar, las Historias de cronopios y de famas, por ejemplo. Respecto a los álbumes de música, como soy muy malo recordando nombres, te voy a decir cinco artistas: uno de Juan Luis Guerra, uno de Drexler, uno de los Beatles, uno de Extremoduro y uno de Camarón.
