Fernandocosta siempre apetece. Incluso después de cuatro años de sequía musical. Hasta puede que esto último haya sido un gran acierto, pues tiempo hemos tenido para reflexionar sobre más de una canción de Yipiyou, su último disco publicado en 2018. Los madrileños lo saben bien y no quisieron perderse el concierto del pasado sábado, 11 de diciembre, en el Palacio Vistalegre, con el que abría la recta final de la tan disfrutada gira.
Centenares de jóvenes con las entradas compradas desde mayo, colas y colas kilómetricas que daban la vuelta al edificio y una marea de seguidores de Fernandito que esperaron durante horas para poder conseguir el mejor sitio en pista. Una locura de concierto al que acudieron aproximadamente 8.000 personas. Todas ellas para verlo a él. Y no resulta ningún misterio, ya que sus conciertos, seas fan o no, son garantía de espectáculo.
En esta ocasión, las encargadas de caldear el ambiente (por si no lo estuviera aún lo suficiente) fueron Las Ninyas del Corro. Una tarea complicada, sin duda, pero el dúo catalán lo supo salvar con buena nota. A pesar de su temprana edad, las dos raperas se hicieron con el escenario, dando alardes del interesante potencial con el que cuentan y dejando paso a Fernando Costa, que arrancó fuerte y sin dejar, por supuesto, títere con cabeza.
Dinamo y Lento fueron dos de las canciones más esperadas con las que dio comienzo. El publico permaneció con las manos en el aire todo el concierto, mientras que Fernando Costa, emocionado y agradecido, se bajó del escenario. «Me habéis cambiado la vida, a mí y a mi familia», confesó, y, sincerándose, sostuvo que «hay veces que pienso en todo lo que ha pasado, todo lo que me ha cambiado la vida. Hay veces que creo que estoy soñando, pero os veo aquí y sé que es la vida real«.
Una cita en la que el buen rollo, el vacileo y los caras conocidas fueron los protagonistas. Y es que Fernandito no vino solo, trajo consigo a Dj Datflex y a muchos amigos más, o, más bien, «hermanos», como los calificó él mismo durante toda la noche. Ayax y Prok, Natos y Waor o Dollar fueron algunos de los que subieron al escenario para acompañar al ibicenco en sus rimas. Las primeras notas de Belfast sonaron y Juancho Marqués empezó a cantar. «Parece mi hermano mayor. Es una de las personas que más quiero de aquí de Madrid», dijo Fernando Costa.
Lo cierto es que el joven artista se ha convertido en los últimos años en un auténtico diamante en bruto, algo que ha demostrado posicionándose como uno de los mejores raperos emergentes del panorama nacional. Por el momento, no encontramos ciudad que se resista a su «filosofía callejera» tan personal. No obstante, Madrid siempre es ese lugar al que volver. «Cuando estoy aquí soy un forastero. Madrid es la casa que me hace sentir en mi propio hogar», comentó.
Con Qué más da, Cowboys, o Lutte y Reina, junto a los gemelos granadinos, avanzó la velada que, poco a poco e irremediablemente, iba agotando los últimos minutos del reloj. El rapero, respaldado en todo momento por un grupo de bailarines, cambió su vestuario varias veces, sin perder en ningún instante la atención del público que, en lugar de decaer, iba in crescendo con cada tema. Malamanera y Chacho coronaron la que fue una noche de sorpresas y desconexión, y fueron, también, la prueba de que Fernando Costa se hace querer (y también de rogar).
Y es que Fernandito goza de un talento genuino para fusionar elementos del flamenco o la rumba en su música, algo que vemos en Por la calle abajo o Pa que lo gocen, temas que han llegado a alcanzar 11 millones de reproducciones en YouTube y con los que hizo explotar en clave de rap las gradas de la plaza. Este estilo tan camaleónico es, precisamente, lo que le diferencia del resto y ha hecho de sus canciones himnos consolidados de la música urbana actual.
Sin perder su esencia, y durante las casi dos horas de concierto, Fernandocosta derrochó seguridad y se mostró cercano, uno más de los allí presentes. Como él dijo, un «mero invitado» de aquel Palacio Vistalegre que no quería cerrar sus puertas tan pronto. Pero, al menos, sabemos que se cierran para abrir un camino lleno de éxitos que están por llegar.
