Ana Zamora trae de vuelta ‘El castillo de Lindabridis’ de Calderón de la Barca

Teatro Clásico
Teatro Clásico

La obra de Calderón de la Barca está siendo representada en el Teatro de la Comedia con un gran reparto habituado al castellano antiguo y acompañado por música en directo.

«Verdades dudo, si ilusiones creo». Este es uno de los famosos versos que forman El castillo de Lindabridis de Calderón de la Barca, quien se inspiró en el Espejo de príncipes y caballeros de Diego Ortúñez de Calahorra para escribir esta obra. Ahora, este proyecto ha vuelto a escena gracias al Teatro de la Comedia, que la está coproduciendo con Nao d’amores.

Se trata de una fiesta cortesana de época de Felipe IV donde Lindabridis, princesa protagonista, debe casarse con un caballero para heredar el trono. Ese valiente hombre deberá vencer al hermano de la princesa, llamado Meridián, en un torneo. Como la búsqueda de esposo no es fácil, Lindabridis viaja en un castillo volador. En esta nueva versión, adaptada y dirigida por Ana Zamora, además de viajar en espacio y tiempo, la princesa trata de encontrarse a sí misma.

Sobre el escenario del Teatro de la Comedia estaba preparada una curiosa plataforma de madera que iba cambiando de forma conforme avanzaba el espectáculo. Así es como los actores iban adaptando el espacio a las necesidades del guion creando una atmósfera entretenida y, por supuesto, divertida.

El viaje de Lindabridis se prestó durante la hora y media que duró la función a que el público se sumergiese de lleno en la historia. Al gran escenario se unió la espectacular actuación del reparto, que recitó sus líneas en un castellano antiguo perfecto. Su capacidad para poner pasión y gran expresividad al texto son lo que le da a la obra el caché que posee.

Si bien el vestuario era sencillo y el escenario lo iban cambiando ellos mismos, la complejidad de este proyecto era innegable por recitar los versos de Calderón de la Barca en castellano antiguo. Además, hay que añadir un factor importante: el público estaba sobre el escenario. En los laterales, había bancos en los que el público tenía la oportunidad de sentarse para disfrutar en primerísima fila de la obra. Una experiencia de 360 grados que, sin duda alguna, es todo un privilegio y requiere de gran profesionalidad por parte del elenco.

A esto hay que sumar el hecho de tocar música en directo. Utilizando un violonchelo, una flauta y un clave durante toda la obra, los músicos llevaron la batuta, en lo que al ritmo respecta, con elegancia y mucho talento. Si bien los actores cantaron en algunos tramos, la mayoría de las intervenciones musicales fueron solo melodías sin letra orquestadas por los tres instrumentos.

Bajo los grandes focos del Teatro de la Comedia El Castillo de Lindabridis se alzó el fin de semana como una de las grandes propuestas del teatro esta temporada. Una experiencia más que recomendable para todos aquellos amantes de Calderón de la Barca y del teatro del Siglo de Oro español con ganas de deleitarse con sus perspicaces versos y de disfrutar de música en directo, que bien recuerda a una fiesta cortesana del siglo XVII.

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