El concierto del 18 de octubre en Madrid fue el último de tres que dio el cantante; la primera fecha fue Centre Artesà Tradicionarius de Barcelona y el segundo en las Coves de Sant Josep en Castellón, donde agotó las entradas.
En Madrid los 18 de octubre son solo un día más en el calendario, distinto a lo que ocurre en Chile, donde hace cuatro ocurrió el denominado “Estallido social”, que estuvo marcado por las movilizaciones y protestas ciudadanas. En ese entonces se alzaron muchas voces, una de ellas fue la del cantante Manuel García; pero para la conmemoración de esa fecha no estuvo en su país, estuvo sobre las tablas del Teatro Lara.
El motor de esta gira es conmemorar otro acontecimiento que marcó a su territorio, se trata del 50 aniversario del Golpe de Estado de Chile, con ese propósito, es que en la mitad de su show, García hace una pausa a sus canciones y toca versiones de Te Recuerdo Amanda de Victor Jara; Volver a los 17 de Violeta Parra; Santiago de Chile, de Silvio Rodriguez, entre otros, para homenajear a los artistas que se expresaron durante ese episodio político.
A las 22:30, García dio sus primeros acordes aún con la cortina cerrada. Una vez izada, apareció la figura del intérprete sobre un banco, pero ahora no lo cubre un pedazo de tela, sino que lo tapa su melena media canosa. Acompañado solo por sus dos guitarras, comenzó el show con dos canciones de su repertorio más antiguo, Tanto Creo en Ti y Hablar de Ti de su disco Pánico. Después de interpretar ambos temas, García recién se quita el cabello de la cara y saluda al público.
No solo motivado por la historia es que García está girando por el mundo, su otra razón es El Caminante, un disco que recoge nuevas versiones de sus clásicos y cuenta con colaboraciones de artistas como Pedro Aznar, Mon Laferte, Silvio Rodríguez, Natalia Lafourcade, Martirio, Depedro o El Kanka, entre otros.
“Ahora sí, vamos a cantar de amor”, anuncia García en un tono pausado y tranquilo, el mismo que usa tanto para entonar como para bromear. La música del chileno es reconocida por sus prosas enamoradizas, que se inspiran en elementos cotidianos; esas melodías son las que siguen en lo que él ha denominado como “tercer acto” del show. Su frase genera anticipación en el palco y se escucha al público susurrar los nombres de sus canciones como tímidas sugerencias.
Pasada la medianoche y a punto de haber completado dos horas de concierto, Manuel Garcia se despide. Entre aplausos el intérprete regresa al escenario para tocar una última canción, pero esta vez el público ya no susurra, grita. Por demanda popular la elegida para terminar la jornada es El Viejo Comunista. Así cierra su paso por España uno de los artistas actuales más destacados de la nueva canción chilena.
