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El buen patrón en la piel de un excelente Bardem

Javier Bardem en El buen patrón
Escena de la película El buen patrón

La crítica ha llevado la película de Fernando León de Aranoa a los Oscar y aparta a Almodóvar con sus Madres Paralelas

Julio Blanco (Javier Bardem) es el buen patrón. El empresario y dueño de una fábrica de básculas espera una visita muy importante que decidirá, si todo marcha bien, la obtención de un premio a la Excelencia Empresarial. En los primeros minutos todo parece ir como la seda, trabajadoras apenadas tras su marcha de la empresa, un jefe cercano que se preocupa como un padre por sus empleados… Pero las cosas en la mencionada compañía se empiezan a torcer y el Patrón debe tomar las decisiones correctas para que su negocio vuelva a encarrilarse de nuevo. 

No es la primera vez que Fernando León pone el foco en una sociedad supeditada al trabajo. Ya en Los lunes al sol podíamos ver esa angustiosa vida del empleado que lucha por salir adelante. Ahora nos ponemos en la piel contraria. Javier Bardem, en una excelente interpretación, debe actuar como ‘el buen patrón’. Con un pelo canoso, pero abundante, y vestido en traje dirige con “esfuerzo, equilibrio y fidelidad” la empresa que heredó de su padre. 

Javier Bardem en el Cartel de la película El buen patron
Cartel película El buen patrón

En este caso se vuelca tanto como puede por resolver los problemas de los demás, tanto que hasta hace que el espectador empatice con él y no llegue (casi) nunca a caer mal. Durante una semana se involucra y lucha para que todo a su alrededor marche como él quiere –y cuando él quiere– para alcanzar su verdadero objetivo: conseguir el premio a la Excelencia Empresarial y llenar el hueco vacío que queda en la pared de su enorme casa. Para ello «trucará la balanza para que la medida sea exacta».

Con un humor negro que hace soltar alguna carcajada en ocasiones en las que no se debería y con un impecable ritmo, la cinta hace que cada minuto sea importante e incluso hilarante. No solo destacamos la interpretación de Bardem, en esta película todo el mundo cuenta. Un vigilante de seguridad (Fernando Albizu) no muy listo que hace lo que sea por contentar a su jefe, una nueva becaria (Almudena Amor) que manejará a su antojo la situación, y Miralles (Manolo Solo), el mejor amigo de Blanco, que deberá lidiar con unos problemas de pareja que lo están alejando del trabajo. Estas historias se van enredando minuto a minuto hasta llegar a situaciones cómicas, trágicas y casi surrealistas.

Aranoa aborda desde una perspectiva cómica (tan complicada) las relaciones laborales de competencia o el cinismo del empresario paternalista y consigue llevar a los Oscar su última creación, apartando de la carrera a las otras dos seleccionadas, Mediterráneo, de Marcel Barrena, y Madres Paralelas, de Almodóvar.

Andrea Girona

Licenciada en Periodismo en la Universidad de Murcia.

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