Han transcurrido 50 años desde que el golpe de Estado sacudió al país sudamericano, y este acontecimiento se rememora en una velada única de música y poesía en el Reina Sofía
Entre palmas, sonrisas y reflexiones, el auditorio del Museo Reina Sofía de Madrid, acogió el pasado 11 de noviembre al poeta y músico chileno, Mauricio Redolés, quien, acompañado del sonido de la guitarra y una entretenida performance, se presentó en el marco del encuentro Chile o la imaginación utópica: sobre la democracia como estética, en rememoración del 50 aniversario del golpe de estado de Chile de 1973.
Rodalés, sentado frente al micrófono, pasaba los dedos por las hojas del libro que contenía las letras de sus canciones y poemas. Mientras tanto, el público, expectante, aguardaba cada estrofa para envolverse en una atmósfera de recuerdos, nostalgias y aplausos al son de la música.
Paralelamente, en el vestíbulo del auditorio, se desplegaba la obra plástica Todo Chile será tus ojos, del artista Álvaro Silva Wuth, como un homenaje a las víctimas de trauma ocular ocurrido durante el estallido de Chile en 2019. Una tela de 14 metros de largo con un mapa de Chile dibujado, y el poema Venceremos, venceremos, venceremos del escritor Raúl Zurita, tejido con alambre. Esta instalación invitaba a los asistentes a participar en una obra colectiva, animándolos a coser ojos en el gran mapa.
Mientras tanto, dentro del auditorio, entre canción y canción, Redolés se detenía para compartir alguna anécdota sobre su vida o sobre los procesos históricos vividos en Chile. Narró la historia que ocurrió en el 85, poco después de regresar de su exilio en el Reino Unido. En el metro, creyó ver a uno de sus dos torturadores y, muy asustado, regresó a su casa para escribir la canción Triste funcionario policial, que a continuación interpretó ante al público de Madrid.
“Creo que es muy importante el arte como un ejercicio de exorcismo para terminar con lo diabólico, oscuro y la mala onda que hay en las acciones del poder”, dijo Redolés antes de recitar y preformar una serie de poemas que a pesar de no estar publicados en ninguno de sus libro, consideró valía la pena compartir en este encuentro especial.
Con la frase «La poesía es mi oficio, la música es mi obsesión», concluyó la extraordinaria velada junto al talentoso Mauricio Redolés. Su agudo sentido del humor, su maestría poética y la fusión de la cumbia y el blues, cautivó a propios y extraños que disfrutaron durante casi dos horas de este memorable evento en el Reina Sofía.