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¡La primavera la sangre altera!

Doña Lucía y Doña Ana
Doña Lucía y Doña Ana. Foto: David Ruiz

‘Mañanas de abril y mayo’ aterriza en el Teatro Fernán Gómez junto a Doña Ana hasta el 14 de mayo

Laila Ripoll (Madrid, 1964) dirige una versión de Carolina África (Madrid, 1980) ambientada en el Madrid de los años 50. Amor, sensualidad, juegos, primavera, enredo y diversión. Así lo explica Alba Recondo (1992, Ourense), quien interpreta a una enamoradiza Doña Ana.

Pese a su juventud, la orensana tiene a sus espaldas un extenso currículum, habiendo formado parte de proyectos como en las versiones de El desdén con el desdén de Iñaki Rijarte (CNCT) y La vida es sueño de Helena Pimenta (CNTC) o en la nueva serie de Antena 3, Entre tierras.

¿Cómo ha sido el proceso de selección por parte de Laila?

Yo creo que Laila, a la hora de hacer la selección del casting, se fijó en actores y actrices que ya tuvieran cierta desenvoltura o cierto bagaje con el verso y con el Teatro Clásico. La mayoría del elenco hemos trabajado bastante en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, tanto Pablo Béjar (Don Juan), como Nieves Soria (Doña Lucía), como yo, formamos parte de alguna de las promociones de la Joven Compañía Nacional.

Elenco al completo de 'Mañanas de abril y mayo'.
Elenco al completo. Foto: David Ruiz

¿Cómo se lleva a cabo el montaje de Mañanas de abril y mayo?

En mi caso, me llamó Laila Ripoll. Después producción se pone en contacto contigo y ahí empieza el trabajo duro. Tienes que estudiar análisis de texto, hacer un cómputo silábico y prepararte el texto de tu personaje. Una vez aprendido y memorizado, son 45 días de ensayo seguidos, que empiezan con un trabajo de mesa en el que se trabaja principalmente con la persona que haya hecho la dramaturgia, en este caso, Carolina. Junto al texto original de Calderón y con el trabajo de la directora, se van poniendo en común los puntos de vista por los que se quiere tirar.

¿Es difícil interpretar un papel en verso?

El verso tiene una peculiaridad muy especial, y es que tiene su propia estructura y sus propias reglas que tienes que respetar, entonces, partiendo de esa base, pues sí tiene cierta dificultad. Sí que es verdad que en el momento en el que entiendes un par de reglas básicas se convierte en una forma más de interpretar.

¿Cuáles son esas reglas?

Lo primero que tienes que hacer es el cómputo silábico, que consiste en contar las sílabas que hay en cada verso. Si es de arte menor, de arte mayor… igual que lo hacíamos en el colegio. Si la rima es asonante o consonante, requiere de un tiempo más o menos ágil. También se debe tener en cuenta la pausa versal, mucha gente cae en leer todo seguido, lo que se conoce como prosificar. Luego intentas que vaya todo a favor de la interpretación.

¿Cómo es interpretar a Doña Ana?

Ha sido un viaje bastante complejo desde el principio. Cuando yo me lo estudiaba me imaginaba una cosa y luego, en la puesta en escena y junto al trabajo de Laila, tomé otros caminos con los que no contaba. Unos te sorprenden y otros eran, claramente, como tú te imaginabas. Yo me di cuenta de que era un personaje que estaba centrado en el llanto, en la frustración y en la pena terrible. Entonces entendí que tenía que buscarle la comedia por algún lado y decidí llevarlo por una drama queen del siglo pasado. Para mí lo más complicado fue esa dualidad, hacer que no parezcan dos personajes distintos, sino que el mismo personaje que construí de Doña Ana sea una mujer adinerada y egocéntrica y a la vez muestre el conflicto al que se enfrenta de una manera real, como lo trataría yo en mi vida.

Las actrices Nieves Soria y Alba Recondo interpretando una escena.
Doña Lucía y Doña Ana. Foto: David Ruiz

¿Se parece Doña Ana a las jóvenes de hoy en día?

Por supuesto que sí. Los clásicos son clásicos porque tratan temas universales que existían hace siglos, pero que nos siguen moviendo. Uno de ellos es el amor, claramente, y otro, los celos. Cualquier persona joven de hoy ha podido sentir exactamente la desesperación que siente Doña Ana cuando ve que el chico que le gusta y con el que parecía que todo iba bien, de repente, le hace ghosting. El conflicto principal que tiene mi personaje es quiero que me quieran y no me quieren, algo que está muy al día.

¿Por qué la gente debería ir a ver la obra?

Yo creo que es una obra que, en los tiempos que corren, apetece mucho ver. Es una comedia que no tiene mayor pretensión que divertir y hacerte pasar un buen rato, y con la que está cayendo, me parece objetivo suficiente. Evadirte de tus pensamientos y dejarte llevar por el color, por la sensualidad, por la comicidad que tiene esta obra. El vestuario es chulísimo y está ambientado en finales de los años 50, que es una época muy bonita de ver. Mariano Marín, que es el compositor musical, ayuda a meterte en este mundo que propone Laila de amor, sensualidad, juego, primavera, enredo y diversión.

¿Cuál es tu verso favorito de la obra?

Mucho me huelgo, Don Juan,
de que hayáis llegado a tiempo
que os desengañen y engañen
a vos vuestros ojos mesmos,
porque si vos padecéis
a un mismo instante los yerros,
ya es fuerza que lo creáis
como quien pasa por ellos,
pues pensar que lo que vos
creéis no puede otro creello
es hacer más advertido
al otro, y a vos más necio,
y no hay ninguno que quiera
tan mal a su entendimiento. 

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