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De Blancanieves a Kurosawa, un viaje al cine de nuestra infancia

Portada del nuevo libro del crítico de cine Javier Ocaña
Portada de De Blancanieves a Kurosawa, el nuevo libro del crítico de cine Javier Ocaña

En esta época en la que el ambiente festivo se advierte en cada una de las calles de Madrid, encontrar una esquina sin iluminar es prácticamente un triunfo. Sin embargo, la tarde del 30 de noviembre El Retiro lucía especialmente vacío, lúgubre, con más sombras que luces, y con la mera presencia de unos cuantos runners dispuestos a entrenar con más frío que vergüenza. Nadie más por la zona. Todos estaban en una sala de la Biblioteca Eugenio Trías, algunos ocupando las sillas que había, otros rellenando los espacios que aún quedaban. Familiares, amigos, colegas del oficio, alumnos y fieles lectores. ¿El motivo? Un libro muy esperado. Una cita con De Blancanieves a Kurosawa y con su autor, el crítico y profesor de cine Javier Ocaña; y con los presentadores del encuentro, Carlos Marañón y Ángeles Caballero. Y, lo más importante, una cita con Julia y Santi, los responsables de esta historia que ahora también es la nuestra.

Santi, cuando tenía apenas cuatro años, decía que su actor favorito era John Wayne, Julia, por su parte, ya se había tragado todos los clásicos de Disney. Ahora tienen 11 y 14 años, respectivamente, y han visto 150 películas en compañía de su padre. Todas ellas plasmadas en De Blancanieves a Kurosawa: la aventura de ver cine con los hijos, una crónica en la que Javier Ocaña hace un repaso, de la mano de sus hijos, de una serie de películas a las que, tanto ellos como nosotros, nos hemos enfrentado —o enfrentaremos— alguna vez.

Javier Ocaña y Ángeles Caballero en la presentación de De Blancanieves a Kurosawa. David Hernández.

Se trata de un interesante análisis que atraviesa estos largometrajes deteniéndose lo suficiente como para que al lector le entren unas ganas terribles de visionar los 150. A través de todos ellos, el que comenzara como crítico de cine en El País hace ya 18 años, presenta sus indispensables, aunque también alguno de sus demonios, como las «películas con personas y animales reales que hablan«. Más de una carcajada resonó aquella tarde cuando el tema salió a relucir, esta vez, fuera de las páginas.

A Javier Ocaña, natural de Martos e hijo de un padre saxofonista y tapicero, le gusta pensar que existe cierta conexión entre el oficio de aquel hombre y el suyo, y entre él y su hija, dos bebés que esperaron a sus padres al nacer. Cuando Julia lo hizo, se llevó consigo el portatil. Tenía que entregar dos críticas de cine esa madrugada del 2006: Hijos de los hombres y Pequeña Miss Sunshine, de la que dice, entre risas, que habría incluído en el libro de haberlo sabido antes. Pero no importa, porque «Javier es ese señor al que siempre hacéis caso», sostuvo al inicio de la presentación Ángeles Caballero.

No obstante, y a pesar de la ausencia de esta, en De Blancanieves a Kurosawa no faltan las míticas y las no tanto. A través de sus páginas hacemos un recorrido desde la infravalorada de Robert Stevenson, La bruja novata (1971) o Bichos (1998) de John Lasseter, pasando por las de Miyazaki que tantos prematuros corazones rompió con El viaje de Chihiro (2001) o Mi vecino Totoro (1988), hasta llegar a otras como la reciente Las Niñas (2020), de Pilar Palomero. Filmes ya no solo para niños, sino para cualquiera que se muestre despierto y dispuesto.

Presentación del último libro de Javier Ocaña en la Biblioteca Eugenio Trías
Presentación del libro en la Biblioteca Eugenio Trías

Porque, ¿quién no se acuerda de esa turbia pero magistral escena de Dumbo (1941) en la que aparecen bailando unos elefantes fantasma? Una imagen que, muy a nuestro pesar, se quedó grabada en las infantiles mentes de varias generaciones hasta el resto de sus días. Pero en este libro, el concepto «lo que les gusta» ni siquiera lo contempla Ocaña, que pretende alejarse por completo de cualquier dogma o doctrina que pueda contaminar la simple tarea de ver cine. «Que los niños aprendan de cine y aprendan de la vida pero, ojo, sin saber que están aprendiendo», explicó.

Rostros conocidos, y algunos no tanto, pero todos los allí presentes expectantes por dar la bienvenida a aquel libro que recoge algunos de los episodios que nos han acompañado, a la gran mayoría, a lo largo de los años. Títulos y personajes con los que hemos crecido y vínculos entre unos y otros de los que jamás habíamos sido conscientes antes de leer este libro. ¿Quién iba a imaginar que Bob Esponja y Candilejas (1952) de Charles Chaplin podían tener algo en común?

De Blancanieves a Kurosawa es un libro escrito por un padre. Pero también por un amante del cine (y del fútbol). Y, por eso mismo, este libro no solo es para los padres, sino para todos nosotros, que otra cosa no, pero hijos sí que somos. Javier Ocaña, en las primeras páginas, cuenta: «buena parte de lo que sé de la vida me lo han enseñado las películas. Pero también buena parte de lo que sé de las películas me lo ha enseñado la vida«.

Razón no le falta. Todos mantenemos algo de esas historias que tanto marcaron nuestros primeros años. Y, a pesar de que la breve cita va llegando a su fin, qué bien sienta siempre reencontrarse con los viejos amigos de la infancia. Esos que tantas cintas de VHS nos hicieron quemar por reproducirlas en bucle. Aunque, en muchos casos, esos amigos hayan sido más Blancanieves que Kurosawas.

Raquel Pablo Alcalá

Graduada en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Siempre entre páginas y acordes, y sin perder el sur como norte.

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