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De actores a algoritmos

Las inteligencias artificiales irrumpen en el doblaje | Wwwhat's new
Las inteligencias artificiales irrumpen en el doblaje | Wwwhat's new

La inteligencia artificial pone en jaque al mundo del doblaje

Poco a poco la inteligencia artificial (IA) se ha colado en nuestro día a día. No solo para ayudarnos a redactar textos, también para oficios más artísticos y creativos como la pintura, la música o la escritura. Uno de los sectores que más ha notado la irrupción de las IAs es el del doblaje, y es que la polémica ya llegó hace algo más de un año cuando la traducción de los subtítulos de la exitosa serie de Netflix, El Juego del Calamar, fue realizada por una inteligencia artificial. El resultado es producto de un traductor automático que pasa después por un profesional, y cuyo producto final, tal y como asegura Álvaro Reina, actor de doblaje conocido por ponerle voz a Michael Shelby en Peaky Blinders y a Bran Stark en Juego de Tronos, entre otros: «Normalmente da muy malos resultados».

De momento, las IAs no se han asentado en la industria de la interpretación de voz. Toda ayuda e innovación tecnológica es buena y si se hace de una forma controlada, los beneficios son aún mayores, como comenta Reina: «Con la tecnología digital y teniendo la posibilidad de grabar cada uno de nosotros nuestra pista por separado y de poder tratar esa pista, de poder moverla… igual que ha pasado con el resto de tecnologías que se han digitalizado, aquí lo mismo, la digitalización ha llevado a que se pueda realizar el trabajo más rápido. Ese ha sido el gran cambio».

Regulación de las IAs

Aunque en España, de momento, en el sector se muestran tranquilos, la llegada de la IA ya ha puesto en jaque al mundo del doblaje en otros países como Italia, donde los locutores iniciaron una huelga el pasado 21 de febrero, que duró dos semanas. Los trabajadores del país transalpino pedían un convenio colectivo nuevo que actualice el actual, que tiene ya quince años, y que tuviese en cuenta los avances tecnológicos por los que atraviesa la industria. «Nos obligan a firmar contratos que contemplan la cesión de los derechos de uso de nuestra voz a compañías de inteligencia artificial», explicaba Rodolfo Bianchi, doblador y presidente de la Asociación italiana de Directores de Doblaje (ADID), en El Confidencial

Además de la huelga, el país italiano bloqueó el uso de ChatGPT por incumplir la normativa de protección de datos. Italia prohibió su uso y acusa a la herramienta perteneciente a la tecnológica norteamericana OpenAi, de no respetar la ley de protección de datos de los consumidores. El descontrol y la falta de regulación de las IAs ha provocado que la UNESCO pida a los países que apliquen el Marco Ético Mundial aprobado en noviembre de 2021 por los 193 estados miembros de la organización. Este acuerdo fue el primer acto jurídico que controla el uso de estas tecnologías y que según la propia UNESCO: “No solo protegerá, sino que también promoverá los derechos humanos y la dignidad humana, y será una brújula guía ética y una base normativa global que permitirá construir un sólido respeto por el estado de derecho en el mundo digital. La IA debe estar al servicio de los intereses de los ciudadanos, y no al revés”.

Este asunto trae debate dentro del propio sector. Algunos dobladores sí están dispuestos a ceder sus voces para entrenar a las IAs, otros, como David Navarro, escritor, realizador audiovisual, locutor, profesor de doblaje y fundador de COMUNICOM, va más allá del asunto y plantea otra pregunta: ¿qué precio pondrías a tu reputación para el resto de tu carrera profesional? «¿Cobraría o pondría un precio a prestar mi voz a una IA? Seguramente sí, pero dependiendo de los términos. Si por un anuncio de Coca-Cola te pueden pagar 20.000 euros por hacer treinta segundos de trabajo, ¿qué precio tendría que poner a mi voz para algo que estará ahí siempre? Tendría que ser algo exagerado», reflexiona el locutor.

A pesar de que en Italia la indignación viene porque los actores son obligados a firmar contratos para ceder sus voces a las IAs, aquí en España la normativa explica que nadie puede utilizar tu voz para entrenar a una IA si no hay un consentimiento explícito, no sirve uno implícito. «Si se hiciera eso, lo que están haciendo es atentar contra nuestros derechos de imagen porque los derechos de voz son como si cedieses los de imagen y es un delito que incluso puede percibirse a nivel penal», aclara Reina.

David Navarro se muestra preocupado por la falta de regulación de esta técnica: «Como toda nueva tecnología que sale, al principio es muy novedosa, también es algo que está completamente descontrolado. No hay legislación para la gran mayoría de cosas. Los grandes de la industria tecnológica están pidiendo que se ponga freno a todo este avance porque es incontrolable. Ahora mismo, si los únicos que regulan son los propios creadores de la inteligencia artificial, estamos jodidos, van a hacer lo que les de la gana».

Tranquilidad, ¿de momento?

La gran mayoría de actores y actrices de doblaje coinciden en que, por ahora, las máquinas no son capaces de sustituir a las personas dentro del mundo de la interpretación. Pero como comenta Juan Navarro, actor y profesor de doblaje destacado por prestar su voz a personajes como Jamie Fraser en Outlander, Kevin en This Is Us o Kratos en los videojuegos God of War, en áreas donde la voz no juega un papel tan crucial, las IAs van a ir adoptando un rol más protagonista. «Estoy prácticamente seguro de que las audiodescripciones, que habitualmente se hacen de forma muy plana para que no quite emoción a lo que está sucediendo, las puede hacer perfectamente una máquina y no creo que varíe mucho, porque nuestro tono tiene que ser plano, como el de una máquina, con lo cual, no tienen ni siquiera que mostrar sentimientos». 

Juan Navarro tiene asumido el cambio, hace casi veinte años, cuando empezó a trabajar como doblador, eran los propios actores los que ponían la voz a los contestadores automáticos de los teléfonos, ahora ya nadie locuta estas respuestas. Otro ámbito donde el doblador tiene casi seguro que las voces ya no serán humanas es en el de los audiolibros: «A lo mejor en best sellers o libros que tengan mucho interés no lo hacen, pero en el resto de obras puedes escucharlas con una voces que realmente no están mal. Evidentemente no te van a dar un nivel profesional, de momento, pero es que muchos audiolibros estaban narrados por gente que no era del todo profesional, porque buscaban algo más barato y se iban a locutores más económicos y que no eran buenos. Esos trabajos que requieren algo menos de parte artística son los que más rápidamente se pueden sustituir».

Desde Adoma, el Sindicato de Artistas de Doblaje de Madrid, tienen claro que el aumento en la producción gracias a las plataformas de streaming ha provocado que haya un auge de contenidos en los catálogos de éstas, lo que se traduce en más material para doblar. «Los ritmos de creación se han acelerado, a veces en exceso, lo que suele ir en detrimento de la calidad del doblaje a nivel interpretativo. Este es uno de nuestros frentes abiertos en la actualidad», explica el sindicato. La asociación sigue con esa tónica mostrada por los actores y actrices de doblaje españoles, ya que como aseguran, de momento, las IAs no se están utilizando: «Mantenemos la calma, aunque sin duda debemos trabajar en lo que puede suponer a corto, medio y largo plazo», advierten.

El futuro 

«Hace cinco años nos reíamos de la inteligencia artificial», decía David Navarro. Una afirmación que confirma la rapidez con la que las nuevas tecnologías avanzan y la soberbia con la que enfrentamos los cambios. Ante esta evolución tan inminente, todos los ámbitos laborales deberían adaptarse, no solo el del doblaje. Y es que todas (o casi todas) las profesiones que tienen una parte más artística han de buscar una manera de convivir con estas nuevas herramientas. 

Juan Navarro no teme a los cambios que la IA pueda provocar en el sector y se muestra receptivo a convivir con ella: «El futuro no me asusta, tengo curiosidad por saber cómo va a ir cambiando todo. Quiero entender bien cómo va a funcionar para poder estar ahí, coger el toro por los cuernos y saber dónde voy a encontrarme dentro de diez años. Hay que darle la vuelta a la tortilla y en vez de quejarnos o pensar que nos van a quitar el trabajo, ver otras oportunidades que puedan surgir». 

Álvaro Reina prefiere relativizar ante lo que pueda venir y admite que su profesión está igual de amenazada que el resto: «Tengo el mismo miedo que pueda tener cualquier persona que hoy en día intente trasladarse hacia el futuro para saber cómo va a ser su vida. Estamos viviendo en una época en la que todo cambia muy rápido y en la que la incertidumbre está presente en todo momento». 

Pero para algunos actores, la inclusión de la inteligencia artificial en el doblaje traerá aspectos positivos para los profesionales del sector: «La IA va a barrer del mapa a toda la basura de locutores que hay en el mercado. Dobladores que no transmiten nada, que cuando hablan no tienen vida, que se dedican a imitar entonaciones y a copiar lo que hacen otros compañeros. Al final, estos van a ser los primeros en caer, afortunadamente», explica David Navarro. 

Juan Navarro coincide con la visión de David y señala que hay un punto de emoción y de alma donde será muy difícil sustituir a los dobladores, pero no todos los casos son así: «Hay actores que son muy malos y que no transmiten nada, a esa gente sí podrán reemplazarla. El que no se lo curre y ponga todo de su parte por ser el mejor, podrá ir despidiéndose pronto».

Tanto Álvaro Reina como Juan y David Navarro están de acuerdo en que la clave para quienes quieran dedicarse al mundo del doblaje en un futuro es la formación. Los estudios como señal de identidad no solo para estar por encima del resto de compañeros, sino para ofrecer algo tan único y con tanta alma que sea imposible reemplazar a ese actor por una IA. Al final, lo que distingue a cualquier persona de una máquina son las emociones, y para ello, Reina da el mejor consejo para los próximos profesionales: «Céntrate en lo que te hace humano». 

Enfatizar en las emociones, transmitir a través de las experiencias vividas y distinguirte del resto gracias al bagaje emocional, vital y profesional de cada uno son las claves para un futuro donde la individualidad y la autenticidad serán las características a explotar para evitar que una máquina pueda copiar nuestro trabajo. Como reflexionaba David Navarro: «Lo que nosotros podemos aportar siempre es único».

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