El mundo gira poco la cabeza hacia sus guetos y, cuando lo hace, es raro que se detenga a escuchar lo que le dicen. En cambio, en 2006, sucedió: tres raperos palestinos, los DAM, lograron que su álbum de debut, Ihda, obtuviera un millón de descargas en la red, y siguieron escalando hasta clavar su bandera en cumbres como el escenario del Hard Rock Café de Washington DC o las páginas de Le Monde. Ya han compuesto todas las canciones de su segundo disco, pero no tienen dinero para terminar su producción. Gracias a una campaña que pusieron en marcha en Internet, ya han recaudado 13.000 de los 23.000 dólares necesarios para cubrir los gastos de lanzamiento de Street Poetry.
Además de las siglas que corresponden a «Da Arabic Mc’s», dam es el verbo que los árabes utilizan para las cosas que durarán para siempre. En hebreo significa «sangre». Conscientes de esta triada, Tamer Nafar, Suhell Nafar y Mahmoud Jreri tradujeron desde el principio sus letras a esos tres idiomas, para que los muros de Gaza no detuvieran su mensaje, que no es, ni mucho menos, el de unos predicadores.
“Se trata de contar historias”, explicaba hace unos meses Jreri a Rolling Stone, “queremos ayudar a la gente a comprender”. Historias, como él dice, que van mucho más allá del acoso y derribo a su pueblo por parte de Israel que denunciaban en aquel Born Here que dio la vuelta al mundo hace ya seis años, y cuyos dardos no solo apuntan hacia el país hebreo, sino que denuncian también la corrupción, el tráfico de drogas y los crímenes de honor que asfixian, desde dentro, al pueblo palestino.
Ironías de la vida, las Naciones Unidas se han comprometido a financiar el videoclip promocional de If I go back in time, el primer sencillo de ese disco que, sin embargo, no verá la luz si la historia de estos chicos de barrio que jamás aprenderán a callarse no consigue enternecer a los suficientes internautas antes de que ellos pierdan la paciencia.
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