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Concerto 1700 revive el mito de Acis y Galatea

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Concerto 1700 en el Centro Nacional de Difusión Musical

La historia de Galatea, Acis y Polifemo, uno de los mitos clásicos recogido en las Metamorfosis de Ovidio, ha servido de inspiración durante siglos a pintores, compositores y artistas de todo tipo, especialmente durante el Renacimiento y el Barroco. Se puede encontrar representado en pintura, como El triunfo de Galatea de Rafael Sanzio; en obras literarias, cuyo gran exponente es el poema Fábula de Polifemo y Galatea de Luis de Góngora; o en la música, donde destaca la zarzuela Acis y Galatea de Antonio de Literes, de quien este año se celebra el 350 aniversario de su nacimiento.

Esta última ha sido recuperada por Concerto 1700, un grupo de música que busca difundir el patrimonio musical hispano de los siglos XVII y XVIII mediante el uso de instrumentos de época originales y un riguroso estudio musicológico. Fundada y dirigida por el violinista Daniel Pinteño, uno de los grandes especialistas españoles en la interpretación históricamente informada, la agrupación presentó esta versión semiescenificada el pasado jueves 23 de febrero como parte del ciclo Universo Barroco del Centro Nacional de Difusión Musical, inaugurando así su residencia para esta temporada.

El reparto está compuesto por las sopranos Aurora Peña y Èlia Casanova en los papeles de Galatea y Acis, la mezzosoprano Lucía Caihuela como Glauco, el barítono Víctor Cruz en el papel de Momo y el narrador Emilio Gavira como Polifemo. 

Una fusión de instrumentos y voces que se intercalan con partes dialogadas

Esta zarzuela interpretada por Concerto 1700 utiliza el mito de Acis y Galatea para crear una trama donde el amor es el protagonista. La nereida Galatea se enamoró del pastor Acis, lo que enojó tanto a Polifemo –cíclope que también pretendía a la ninfa–, que acaba matando al joven. Celoso, arrancó una enorme roca de la ladera del monte Etna y se la arrojó a Acis, quien murió aplastado por ella. Galatea entonces convirtió su sangre en agua, creando así la corriente en el Etna que llevó su nombre: el río siciliano Acis.

Durante la hora y media que duró el concierto, los instrumentos de época y las voces se fundieron con la historia, permitiendo a su vez distinguir los matices característicos de ambas texturas. El conjunto mostró gran expresividad donde la explosión de sonidos, en alternancia con las partes dialogadas, enmarcó las dos jornadas con la actitud enérgica que caracteriza a las distintas piezas, lo que las dotó de gran dinamismo y de un carácter alegre y vivo que se trasladó a los asistentes.

Brecha generacional, falta de cultura musical y desconocimiento: los grandes retos de la música clásica

No obstante, tal y como suele ocurrir en este tipo de conciertos, la asistencia de público joven fue minoritaria. Este aspecto es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los músicos especializados en música clásica, pues es ineludible el hecho de que existe una brecha generacional. “Cuando estás en un concierto, al igual que en una clase el profesor ve perfectamente lo que hacen los alumnos, nosotros vemos al público, y nos damos cuenta de que todos nuestros oyentes peinan canas, lo que nos lleva a preguntarnos qué no estamos haciendo bien. Hay que intentar salir de ahí”, señaló Pinteño en la masterclass con los alumnos del Máster de Periodismo Cultural

«Somos gente normal, no estamos en casa acariciando un gato entre velas»

Daniel Pinteño

El violinista y fundador de Concerto 1700 destaca la falta de cultura musical que existe en nuestro país, incluso al hablar de grandes nombres: “Cuando tú vas por la calle y preguntas a la gente por Beethoven más o menos les suena, pero les preguntas por José Castel y te dicen: «¿jugaba en el Osasuna?»”. Asimismo, plantea la dificultad que supone innovar en el ámbito de la música clásica: “Si a lo mejor arriesgamos por acercarnos a un público más joven, ganamos una persona más, pero quizá perdamos tres”, aclara.

Los prejuicios hacia este tipo de música, la falta de interés o su mero desconocimiento son algunos de los motivos que hacen que cada vez sea mayor la distancia con el público más joven. “Los músicos que nos dedicamos a esto somos gente normal, no estamos en casa acariciando un gato entre velas. Tenemos iPhone y hacemos snow”, apunta Pinteño al respecto. Por ello, considera que la difusión de este tipo de iniciativas, el acercarse a ellas con una menta abierta y enseñar a valorar el esfuerzo que se esconde detrás de cada una de estas obras, son claves para que se acerque un público más variado y para su propia subsistencia en el tiempo.

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