El director adjunto y de programación de Filmoteca Española diserta en la lección inaugural del Máster de Periodismo Cultural sobre la importancia de apostar por las nuevas corrientes creativas y reflexiona sobre el futuro de la crítica
En un mundo en el que parece que ya está todo inventado, nuevos formatos que nacen de la constante experimentación y del desarrollo de nuevas tecnologías consiguen colarse e imponer un nuevo contexto cultural. Para Carlos Reviriego, director adjunto y de programación de Filmoteca Española, es imprescindible conocer e indagar las nuevas propuestas artísticas. «Un periodista cultural actúa con negligencia si no se mantiene a la vanguardia», afirma con contundencia.
El profesional, que es también crítico, periodista y docente, ofreció a principios de octubre la lección inaugural de la 15ª del Máster de Periodismo Cultural de la Universidad CEU San Pablo, en la que insistió al alumnado sobre la importancia de mantener la mente abierta a las nuevas corrientes creativas de la industria cinematográfica y del arte en general y reflexionó sobre los nuevos formatos que están surgiendo para comunicar y difundir la cultura en un contexto que cada vez se muestra más exigente.
En el sector audiovisual rememorar el pasado es una constante inevitable
Reviriego cree que para ejercer bien la profesión es necesario sentir curiosidad y apostar por las corrientes artísticas emergentes. «La nostalgia es anticreativa«, asegura, aunque admite que en el sector rememorar el pasado es una constante inevitable. Sin embargo, la añoranza puede servir desde su punto de vista como una herramienta más para reflexionar sobre el presente. «Es necesario mantener una mirada en la actualidad sin perder de vista nunca la historia», afirma convencido.
En su trayectoria profesional destaca su labor como crítico en diversos medios y como profesor en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), pero confiesa que su identidad profesional se encuentra en el periodismo. «No se puede decir que vivo del periodismo cultural, pero sí que el periodismo cultural me lo ha dado todo», manifiesta antes de repasar sus inicios profesionales como redactor en El Cultural, en el que entró como becario y acabó como jefe de la sección de cine, donde admite que aprendió todo lo que sabe sobre la profesión: «La verdadera escuela es trabajar».
Responsabilidad del crítico
Defiende la naturaleza intervencionista del periodismo, pues afecta tanto al público como a la propia industria. “El trabajo de un crítico genera una forma de pensamiento, unos discursos que influyen en la sociedad; se hace política”, afirma, incidiendo en la responsabilidad que esto conlleva y la importancia de trabajar con minuciosidad e indagar en las intenciones creativas y los contextos que envuelven a los creadores. De hecho, insiste en que el periodista está obligado a encontrar los porqués detrás de las obras y dejar a un lado los gustos personales.
«Lo fácil es decir que una película es una mierda»
Desde su perspectiva, considera la entrevista como “el género periodístico más bonito”. Cree que una buena charla con el artista puede revelar detalles esclarecedores de sus procesos artísticos, siempre que se sepa generar empatía y respeto. A título personal, afirma que durante su carrera se ha sentido más interesado en escuchar y preguntar que en crear. “Nunca he sentido interés en convertirme en Scorsese, me interesa más ser la persona que se enriquece hablando y escribiendo sobre lo que él tenga que decir”, aclara. Sin embargo, advierte que para llevar a cabo ese trabajo es importante aprender a desmitificar. “No puedes realizar una entrevista como fan, sino como informador”, concreta.
Nuevos métodos
Sobre el futuro de la profesión periodística y la crítica cinematográfica, reconoce que no puede atisbar qué le espera, pero admira los nuevos métodos que han surgido en los últimos años, como el videoensayo o la transformación en la que se ha visto envuelta por la democratización de las redes sociales. “Ahora es posible leer a cinéfilos de todas partes y descubrir nuevas miradas particulares a la hora de ver cine”, sostiene con fascinación, aunque recuerda que este nuevo ecosistema tiene también su parte negativa. Todo el mundo, con conocimiento o sin él, puede hacer crítica.
Para el crítico, el problema se encuentra en la proliferación de reseñas puramente negativas. “Lo fácil es decir que una película es una mierda y ya está”, expresa contrariado e incide en que a la hora de analizar una obra artística es necesario investigar, hacer un esfuerzo por conocer el contexto en la que se ha realizado. “Las obras de autor exigen un sacrificio para ser disfrutadas”, insiste, y considera que ahora más que nunca hace falta ser curioso, pues el arte es cada vez más ecléctico y transversal. Por este motivo, vuelve a la misma idea: “Lo mainstream llega solo, pero el periodista tiene que estar un paso por delante”.