Del cómic a la pantalla, el mundo visual de Álex de la Iglesia

La Filmoteca española repasa la trayectoria cinematográfica del director a través de una exposición en torno a sus 17 películas

Aunque Santiago Segura, Terele Pávez o Álex Angulo sean algunos de los rostros encargados de abrir la exposición Álex de la Iglesia. Del cine como una de las Bellas Artes, es necesario quedarse con el concepto ‘storyboard’. A pesar de exponerse en una de las sedes encargadas de preservar el patrimonio cinematográfico nacional, la constante de toda la exhibición son los bocetos del cineasta. Y es que, la muestra se encuentre en la Filmoteca Española madrileña y recorre los 30 años de trayectoria del director a través de sus 17 cintas. Pero quien capitanea exitosamente la galería son sus cómics.

Trazos de tinta, dibujos a color, viñetas en blanco y negro, personajes caricaturados, bocadillos de diálogos, onomatopeyas y en lo alto de estas ilustraciones el titular “Origins”. De esta manera empieza la exposición y del mismo modo comenzó la trayectoria profesional del director de cine Álex de la Iglesia. Entre las tiras cómicas para La Gaceta del Norte que realizó en los años 80 o los bocetos para los decorados de la película de Urbizu Todo por la pasta (1991) se esconde el rostro de un joven con grandes gafas. Son imágenes del cineasta español diseñando las marionetas del programa piloto Los Mokolikis, unos títeres un tanto grotescos y monstruosos que ya dejaban entrever lo que iba a suponer su trabajo en la gran pantalla. 

El cine es ese séptimo arte que para Álex de la Iglesia se traduce en humor negro o surrealismo. Y el asesinato es ese acto salvaje que Thomas De Quincey consideró como una de las bellas artes en su ensayo de 1827. Una vez producido el crimen este pude ser juzgado como obra maestra. En esa época, el escritor destapó una nueva forma de pensar para la sociedad y, actualmente, el trabajo del cineasta es un reflejo de la cultura que vivió España durante el cambio de siglos. Sobre todo, es la redefinición de los modelos cinematográficos que produjeron sus proyectos. Es por eso que, Del asesinato considerado como una de las bellas artes de De Quincey, surge el nombre de la exposición y la esencia de ella.

Entre distintos trazos a lápiz de storyboards y un plan de rodaje, se encuentra la lista de los partes de cámara para su primera dirección en pantalla, el cortometraje Mirindas asesinas (1991). Álex Angulo, personaje principal, aparece en distintas imágenes tanto en escena como detrás de las cámaras. Y es que, el actor acompañó el cine de De la Iglesia hasta su muerte. Es por eso que, a lo largo de la exposición, su rostro reaparece para recordar que ese corto es una de las piezas fundamentales para comprender el cine fantástico español en la última década del siglo XX.

La fusión entre el humor absurdo, la violencia surreal propia del punk, lo más extravagante del ser humano, lo carnavalesco y el delirio. Este combo se refleja en un trozo del diálogo del guión de El día de la bestia (1995), en el que hay que detenerse. Fue con este primer largometraje con el que ganó el Goya al mejor director. Sin embargo, más grotescas resultan las innumerables polaroids de continuidad para el rodaje de Perdita Durango (1997). Hay que prestar atención, porque entre las escenas sangrientas se encuentra a un joven Javier Bardem o al actor estadounidense James Gandolfini.

Entre fotogramas, instantáneas tomadas detrás de cámaras y, sobre todo, storyboards, la destreza del cineasta con la ilustración persiste en cada película y sección de la muestra. “Quedan ustedes invitados al pequeño cocktail que se celebrará en casa del señor director”, dice un Álex de la Iglesia caricaturado. Es la invitación para la fiesta de fin de rodaje de Muertos de risa (1999) y la demostración de que la ilustración es esa vía en la que se siente más cómodo expresándose.

De un largo esquema sobre la planificación emocional por actos de la comedia, Crimen Ferpecto (2004), a la caracterización de los protagonistas de Balada triste de trompeta (2010). Esta última relata la España dividida que quedó tras la Guerra Civil y cuenta con escasos bocetos. No obstante, los necesarios para recordar el escalofrío que provoca ver uno de los dramas más intensos del autor.

La digitalización de algunas ilustraciones en el espacio final de la exposición desvela sus últimos diez años de trabajo. Realidades que les vienen grandes a los protagonistas, sucesos sobrenaturales y el festín de lo grotesco. La corona de espinas de su serie de terror 30 monedas (2020) puede que distraiga la atención de la sala, pero el foco del espacio se posa en Veneciafrenia (2021): un traje negro de cabeza a pies, chaleco y guantes de cuero, larga túnica y una máscara mortuoria. La vestimenta del protagonista del primer largometraje de The Fear Factory, un sello destinado a hacer cintas de terror cósmico a cargo de la productora de De la Iglesia, Pokeepsie Films.

Momentos carnavalescos, horror y humor grotesco como herramientas para reflejar la sociedad del momento. Entre luces tenues, la muestra recorre el potencial más siniestro del cineasta y termina con aquellos proyectos cinematográficos que no llegaron al público, pero que si quedaron guardados en ilustraciones. Y es que, desde siempre Álex de la Iglesia ha encontrado en el dibujo la manera natural de comunicar sus ideas.