¿Quiénes son tus ‘amarillos’?

A Albert Espinosa el cáncer le marcó la vida. Dedicó una década -de los 14 a los 24 años- a luchar en una batalla en la que perdió una  pierna, un pulmón y un trocito de hígado. Pero de esta intensa experiencia salió preparado para la vida, seguro de que “aceptar” es cuestión de tiempo, pero perder es una “cuestión de principios” y una vez asumida la pérdida, sólo te espera una avalancha de oportunidades. El mundo amarillo engloba la filosofía de este pequeño gran hombre, un “cómo sobrevivir a la vida a través del cáncer».  

El escritor y guionista comparte las enseñanzas que le legaron los compañeros que encontró en aquel largo camino de hospital e invita al lector a un viaje de conocimiento propio, de encuentro con el otro, de búsqueda de la felicidad sin miedo a los finales.Con una escritura ágil y directa, Albert contagia la sonrisa  constantemente, incluso en los pasajes más severos de su biografía. Él, con tanta verdad, es el claro ejemplo del mensaje principal de un libro que fue el primero de sus éxitos: “Si crees en los sueños, ellos se crearán”. 

El mundo amarillo ha tenido adaptación reciente a la pequeña pantalla. Pulseras Rojas se emitirá pronto en Antena 3, pero incluso Steven Spielberg ha comprado los derechos para llevar las historias de los «pelones» -que ya viéramos en Planta 4ª- a la BBC norteamericana.

Tanto éste como Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo y Si tú me dices ven, lo dejo todo… pero dime ven ocupan lugar destacado en la lista de «más vendidos» en todas las librerías, algo que no resulta nada extraño. Su alma de niño, su alegría transparente… transmiten párrafo a párrafo unas enormes ganas de vivir.

En el mundo de Albert jamás se pierde la sonrisa y además de amigos y amores, podemos gozar de los “amarillos”. ¿No los conoces? Muy posiblemente nunca hayas sabido ponerles nombre o hayas utilizado otros términos, pero en síntesis serían aquellas personas especiales que te hacen sentir especial, que cambian tu vida -sea mucho o poco-. Puede que se queden para siempre, apenas un tiempo o que nunca los vuelvas a ver. El dato temporal no importa cuando en cinco minutos alguien te toca y se crea un vínculo de fortaleza, aprendizaje y entendimiento mutuo. Albert, sin saberlo, se ha sumado a los míos.

 

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