Es pronto para noches de verano

Pronto para que los niños sepan que el amor no siempre es correspondido, que se confunde a veces con la amistad, que viene acompañado de inquietud. Por eso, aquellos que el pasado domingo se acercaron, acompañados de sus padres, al Teatro Arenal de Madrid, se lo pasaron en grande despiadada aunque inocentemente con las desgracias amorosas de Hermia, Lisandro, Demetrio y Elena, los protagonistas de una de las más conocidas comedias de William Shakespeare, El Sueño de una noche de verano.

 Carmen Galisteo, Licenciada en Pedagogía e Interpretación, es la creadora de la joven compañía Hada producciones, que nace en 2009 y, según su propio manifiesto, tiene como objetivo difundir y acercar los clásicos universales a un público de 5 a 100 años. Casi nada. Si ya parece complicado contentar a gente que se mueva en un mismo rango de edad, ¿qué se puede esperar de un auditorio en el que la media aritmética de años es casi imposible de calcular? El loco sueño de una noche de verano, la obra con la que se estrenan, es una versión musical destinada, es verdad, a un público principalmente infantil. Pero es más cierto aún que las carcajadas al verla no son exclusivas de los niños, ni mucho menos.  

Y es que aquellos que ya no se encuentran en su más tierna edad, aunque más conscientes que los niños en cuanto a la fatiga de los desamores, siguen viendo en la prosa y los versos de Shakespeare un buen motivo para reírse de ellos mismos, de lo ridículo que a veces nos hace parecer un sentimiento tan noble y serio como el amor. En la Antigua Atenas, las relaciones eran tan complicadas como las actuales. Con o sin Facebook (del que se hacen referencias explícitas en la adaptación de Galisteo), los sentimientos son volubles o no siempre aciertan, y los elfos del bosque, al servicio de algún caprichoso Oberón, siempre andan al acecho, para jugártela si no sabes muy bien lo que deseas.