LOS ROQUES, EXOTISMO PARA NAÚFRAGOS

Hay imágenes que impactan. Por quienes visitan por primera vez a los Roques, se trata de una experiencia inenarrable. Desde la ventanilla de la avioneta se descubre el archipiélago y la vista coincide con las expectativas más atrevidas, estas que parecen tan poco reales, sacadas de folletos adulzados con un toque de Photoshop. Pero en este caso no es así, en las aguas caribeñas de color turquesa transparentan los arrecifes de los islotes desérticos, entre los cuales ocasionalmente aparecen barquitos y modestos veleros. Ya a punto a aterrizar en Gran Roque, la única concentración urbana del archipiélago, con apenas 1800 habitantes, se empiezan a distinguir la avenida principal, unas cuantas callecitas, las posadas, el mini puerto ….

Bueno, es el momento de meter un comentario de advertencia. A pesar de que las islas Margarita, Bonaire y Aruba están relativamente cerca, no quiero que mi lector, el viajero potencial, se haga una idea equivocada. Los Roques no tiene mucho que ver con estas aglomeraciones turísticas con su anticuada pretensión de glamour, party y playa. Él que busca a esto se va a llevar a una amarga decepción – Los Roques es único al mundo por sus playas, sus colores, su paz y porque ofrece la posibilidad de alejarse de la vida real por el tiempo que uno quiera.

Nada más pasar al mini control de pasaportes del aeropuerto descubierto hay dos detalles que en seguida llaman la atención. Uno, que casi todos van descalzos en Los Roques porque las calles son de arena y dos, a salida ya esperan los típicos taxistas de allí – locales con carritos de dos ruedas para las maletas. A todos los sitios de los Roques se puede llegar o andando o en barco y este hecho tiene una razonable explicación.

Los Roques es una de las área más preciosa a nivel biomarino en el Mar Caribe. Declarado Parque Nacional en el 1972 solo permite que un 30% de su territorio sea visitado por turistas con reglas estrictas de cuidado ambiental. Está formado por 365 cayos e islas con playas de arena blanca formadas con los fragmento de los corales. A tan solo media hora de vuelo desde el Aereopuerto Internacional de Maiquetia y a una hora desde el aeropuerto de la Isla de Margarita se ha transformado solo desde los años 90 en un destino eco – turístico reconocido a nivel mundial. Sabiendo esto ya no sorprende nada el hecho de que no se puede ir en coche y que algunas de las islas del archipiélago (Cayo de Agua) tienen restricción de visitantes, no más de 50 al día.

La Isla de Gran Roque es la única más urbanizada de la isla, así que si uno prefiere no sentirse totalmente como náufrago en una isla desértica, sería mejor que se aloje allí. De todas maneras existen otras posibilidades. Quedarse en el pequeño cayo de Rasquí, por ejemplo, que está muy cerca del Gran Roque y en donde lo único que hay es una posada con pocas habitaciones, lo que la convierte en lo más parecido que hay a una isla privada.

Yo elijo a Gran Roque, así que en una semana me da tiempo a vivir un poco de todo. La gente de la isla es bastante peculiar, con su propio estilo y como que vive en otro espacio temporal. Sería una lástima perder el ambiente local, que a pesar de resultar a ratos frustrante, es divertido y único. Tres días consecutivos voy intentando a conseguir cambiar mis dólares en bolívares venezolanos. Siguiendo los consejos, he hablado con una camarera de un bar local; está claro que este cambio es igual de beneficioso para las dos partes. Así que mi sopesa es enorme cuando, día tras día, la mujer me sigue dejando plantada. No viene! Me llama diciendo que se ha dormido, otras veces le llamo yo y me tranquiliza que va a venir más tarde. Ella vive en su ritmo y el interés material es algo que jamás le hará cambiar a su horario habitual y a poner en peligro a su tranquilidad.

Me alojo en una posada en Gran Roque y tengo claro a mi plan – cada día quiero visitar a 2 cayos y aprovechar las tardes para ir conociendo los rincones más espectaculares de la isla principal.

Un típico día en Los Roques se empieza pronto por la mañana con un desayuno abundante y un fresquísimo zumo de papaya, maracuya o pina. Luego toca preparar el equipaje para el día – no se puede olvidar uno del esnorkel, escarpines, aletas, y muy importante, la crema solar. Aún si uno no bucea, lo que se puede ver haciendo esnorkel, los colores y la variedad de la vida marítima, es impresionante.

El taxista de la posada ya espera con su carrito y además trae a una mini nevera llena de refrescos, cervezas, bocadillos y frutas. Te acompaña a tu barco, lo monta todo y el viaje empieza. Por la mañana lo mejor es hacer una o dos inmersiones. Los Roques es un paraíso para amantes de buceo con su increíble variedad de peces, 61 especies de corales, 60 especies de esponjas y 45 especies de erizos y estrellas de mar. Abundan los delfines, ballenas, mantarrayas y tortugas.

Después del buceo ya se puede comer tranquilamente en alguna de las islas más cercanas de Gran Roque. Hay algunos cayos que no se pueden omitir, verlos es casi obligatorio.

El más lejano y el más famoso es Cayo de Agua. Está a una hora y media en barco de Gran Roque pero el viaje se pasa rápido, tomando sol y dejándose seducir por las agua turquesas y por los ocasionales encuentros con islas desérticas que despiertan la curiosidad y la imaginación.

Cayo de Agua está en el límite más sureño del archipiélago. Su nombre viene de los pozos de agua fresca encontrados allí, justo al lado de un grupo de palmeras. Funcionan como esponjas, absorbiendo el agua de la lluvia en unos bolsos naturales, que no permiten que el agua marina se mezcle con el dulce.

La paz y soledad que un puede encontrar en las playas de Cayo de Agua convierten el sitio entre uno de los más buscados de los turistas. Aparte, allí está la franja más fotografiadas del entero parquet natural. Algunos días, dependiendo de las Corrientes y el tiempo, uno se puede encontrar con una larga duna que conecta el cayo con la punta de Cocos y otros, el mar la sobrepasa.

Otros de los cayos importante es Cayo Francisqui, internacionalmente conocido por ser un perfecto destino para estos deportes. En la web www.windguru.com se puede consultar el viento, velocidad, olas. Hay que mencionar también a Cayo Nordisquí, Madrisquí, Cayo Noronquí, Cayo Crasquí famosos por su naturaleza y fauna – tortugas, gaviotas, pelícanos.

Así cada día, viendo islas de día y disfrutando de Gran Roques por la tarde. La isla principal ofrece bastante – mojitos en chill out bares de la playa, paseos por el puerto a la hora de la puesta, el faro holandés y más que todo tranquilidad y colores caribenos.

Hay recuerdos que se quedan clavados en el inconsciente como un recuerdo del que jamás nos desprenderemos. Así es Los Roques, una postales de azules que se pierden en el infinito. Debe ser por eso que la mayoría siempre repite la aventura: para ver, si algún día, logran convertir en palabras el exotismo de estos cayos paradisíaco.

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