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Marilyn Monroe revive en un Piano Blanco

Jimena González representa a Marilyn Monroe

Jimena González presenta su nueva obra basada en uno de los episodios menos conocidos del icono de la moda

Todo es blanco en aquella habitación, pero nada está en calma. Sobre una cama sencilla, una Marilyn fumadora está acostada boca abajo derramando pensamientos en forma de canción. Su interlocutora es ella misma y un muro inmaculado contra el cual dispara monólogos y versos. Fueron tres días con sus noches los que Marilyn Monroe pasó internada por error en un manicomio. 

La actriz y cantante argentina radicada en Madrid Jimena González, acompañada por un piano blanco que interpreta Dustin Calderón, representa aquel momento en el que Monroe estuvo en el pabellón de enfermos psiquiátricos y, tras intentar en vano demostrar su cordura, decide utilizar la situación para actuar como loca. La idea de contar esta historia, bajo el título Piano blanco y sucedida en 1961, es original de la propia artista. González cuenta con una larga trayectoria en el teatro musical y en la escena tanguera, a través de proyectos como La reina del desierto, por la que obtuvo el Premio Hugo a la mejor intérprete femenina de Ensamble, o Conozca aquí Cardinal, entre otros.

Desde una mirada retrospectiva y con una narración fragmentada que se mueve entre el pasado y el presente en aquella habitación monótona, Jimena González encarna diferentes Marilyns: una nostálgica que recuerda su infancia; una repleta de ira por los sucesos que la llevaron a esa habitación; una cómica, otra sensual, una astuta o profundamente triste. Su voz -o más bien sus voces-, su corporalidad y la expresividad de sus gestos logran de forma brillante el cometido que se propuso la argentina. 

Trailer de Piano Blanco

González, tremendamente parecida a Monroe, parece estar hecha a la medida para encarnar este personaje. En escena, está acompañada únicamente por el pianista, cuyo instrumento hace las veces de cabecero de la cama. Mimetizado entre el mobiliario, el intérprete toca las creaciones de Juan Pablo Schapira, quien musicaliza la obra con melodías y sonoridades del jazz, muy al estilo de los musicales de Broadway. Los sonidos acompañan el guion y recrean los efectos que completan la escena. 

El piano blanco no solo es el responsable de la banda sonora, sino que es parte de la historia del icono estadounidense. Cuando era pequeña, su madre le regaló un instrumento igual, que años más tarde tendría que vender y que al final terminaría recuperando. Así, el teclado blanquinegro representa un pasado y un presente de la estrella y, por qué no, el claroscuro de su vida, sus luces y sus sombras. 

«El teclado blanquinegro representa un pasado y un presente de la estrella y por qué no, el claroscuro de su vida»

La escenografía, sencilla y minimalista, creada por Fernando Muratori, es adoptada hábilmente por esta actriz que demuestra su plasticidad utilizando los diferentes planos del lugar creado; encaramada sobre el piano, lanzándose al vacío, explorando el suelo o dando vueltas sobre la cama. La iluminación recursiva que juega con sombras, siluetas y luces de colores termina de contextualizar la historia. 


Jimena González logra hacer de este monólogo musical una de las obras más audaces, originales y bien logradas del inicio de año. Su sello personal, ese que combina el teatro, la música y la poesía, se imprime en esta puesta en escena independiente que merece ser vista en La Sala de Madrid, y cuya última función es el 26 de febrero a las 21:30.

Ficha técnica

Idea y actuación: Jimena González

Música y letras de canciones: Juan Pablo Schapira 

Libro y dirección: Marcelo Caballero

Pianista: Dustin Calderón 

Iluminación: Gabriel Ascorti 

Escenografía: Fernando Muratori

Irene Littfack

Música y periodista cultural. Colombiana viviendo en Madrid. Apasionada por la escritura y las creaciones latinoamericanas.

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