NACHO VEGAS O EL ARTE DE CONSUMAR EN ZONA SUCIA

Política de hechos consumados

Nacho Vegas vuela sólo, como quizás siempre lo ha hecho. Hoy, 14 de febrero, día de los enamorados y de grandes almacenes para unos, día para el desamor y la apatía rutinaria para otros, sale a la luz su disco autoeditado La zona sucia. Y nos imbuimos de su lírica de amor y destrucción recordando Política de hechos consumados (Limbo Starr, octubre 2009); ése libro en el que el asturiano nos dejó entrar de lleno en sus obsesiones, en sus dudas, en su historia… en su vertiginoso torbellino de pensamientos que navegan siempre al borde de una zona sucia.

Agazapada en ella, escucho ‘Cuando te canses de mí’: «Me decías lo que media entre tú y tu soledad, es un trecho que no puedo abarcar. Yo le preguntaba al cielo sin disimular el miedo, cómo voy a vivir cuando te canses de mí. Y qué más da si esto es el fin, yo trato de matar el tiempo y, entre tanto, lo que el tiempo intentará, es matarme a mí». No es precisamente la banda sonora ideal para quienes hoy disfrutan de rosas, cenas, regalos y muestras de afecto a diestro y siniestro, pero sí para aquellos que necesitan un buen escalofrío; Vegas canta desesperanzado, una auténtica oda a la derrota… y empiezo la lectura.La Zona Sucia

Quizás derrotado porque ya no aguanta más ese Zumbido del que nos habla en Política de hechos consumados; uno que procede del insecto eterno e interno de la desesperación y la incomodidad al ser plenamente consciente de uno mismo y de lo que nos rodea. Y es que «la vida no admite alivio de sí misma (…) no me digan que su vida es una pesadilla porque les acusaré de ligereza. La vida es más un vastísimo y doloroso insomnio» (Sin título 1).

Política de hechos consumados nos permite bailar entre episodios autobiográficos del cantautor, reflexiones vitales (y también mortales) y otros relatos de ficción que siempre esconden una dulce y dura relación con el resto de los escritos: sexo, sexualidad, prostitución, heroína, cocaína, muerte, miedo, angustia, familia, pensamientos intrascendentes, recuerdos… Y sólo un ser catalizador: la figura de Nacho Vegas o de su personaje. Nunca estamos seguros de ante cuál nos encontramos, pero no importa: lo primordial es el estremecimiento debido a sus palabras y vértigos extremos. Es duro y escribe con crudeza y sin luz, con mucha oscuridad, rodeado de una lobreguez genuina a la que nos tiene acostumbrados, tanto en sus canciones como en su Política.

Nacho Vegas (Fuente: Limbo Starr)Es radical en la escritura, al igual que en sus temas y objetivos. El máximo exponente de este extremismo se encuentra en los llamados Muñecos rellenos de serrín, extractos repartidos por todo el libro que, ausentes de puntuación, dejan entrever una escritura automática al más puro estilo Kerouac o Burroughs. Con estos juguetes sin vida, y como una marioneta sin hálito, destripa los temas más sórdidos en las noches más oscuras, viciosas, prostituidas y necesitadas de drogas para combatir la insoportable sensación de estar más muerto que vivo.

Pero siempre hay un remanso de esperanza; es esa pequeña luciérnaga que se esconde entre tanta polilla en la lírica de Nacho Vegas, como cuando canta ‘Incendios’ y la zona deja de ser tan sucia por un segundo: «Sé que son tiempos duros pero silba y juro que allá donde quiera que esté acudiré… y ahora dime amor, dime amor, si estás ardiendo y si es que puedo aliviarte yo. Pero dile amor, dile amor (…) dile que el que ahora te alivia soy yo»; como cuando escribe Tormentas eléctricas y el hecho consumado guarda más alivio que angustia: «Te extraño hasta el dolor, te escribo de este modo, y el cielo al fin se calma y nos quiere dar un respiro, y con ello consigo dormirme aun a sabiendas de que nuevas tormentas eléctricas esperan, acurrucadas, detrás de mis ventanas».

Oscuro y por momentos radiante, ofuscado y disperso pero con los objetivos claros. Porque Nacho Vegas es extremo cuando vive muriendo: «No es la mala vida la que me mata, no; es la vida toda y mi conciencia extrema de ella -vislumbre de la muerte. Primero maldigo. Luego reclamo un poco de atención: Dimito como ser humano» (Última Página); Porque Nacho Vegas es extremo hasta cuando ama: “Y amaré tanto que si amara solo un poco más estaríamos hablando de canibalismo» (Inundación)

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Fotografía: Limbo Starr

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