Un monólogo que a través de la palabra, el sentido del humor y el surrealismo de Millás invita a reflexionar sobre la realidad de la crisis, la realidad del lenguaje y el sentido de la vida en general.
Durante dos años y medio se han encargado Millás y Juan Diego de darle personalidad al texto para adecuarlo a la dramaturgia. El actor indica que la dificultad del espectáculo radica en mantener la relación con el coprotagonista, que es el público.
La idea de transformar una conferencia en un texto dramático nace nada menos que del humor. Lo que más impresiona a Millás de todo este proceso es precisamente el resultado de su escrito puesto en boca de Diego, va de un lado a otro con mucha facilidad, asocia cosas en principio inasociables, no te deja apartar la mirada.
La lengua madre propone una forma distinta de ver teatro, oír literatura y casi olfatear el género del ensayo disfrutando de la magistral actuación de Juan Diego y el increíble escrito de Juan José Millás.
Las palabras que son, como dice Juan José Millás, «el único tesoro que es patrimonio de todos porque lo hemos construido entre todos. Y eso significa que todos y cada uno de nosotros somos coautores, por ejemplo, de El Quijote. Aunque también de los discursos de Nochebuena del Rey. Vaya una cosa por la otra».
