Hay obras que son atemporales y que van a estar siempre de moda. Un claro ejemplo de esto es 1984, la obra cumbre de George Orwell, que ha vuelto de nuevo al Teatro Galileo después de representarse a principios de este año, y que estará en cartel hasta el próximo 25 de noviembre.
La obra, de la compañía Paradoja Teatro, ha sido adaptada por Javier Sánchez-Collado y Carlos Martínez Abarca (este último se encarga también de la dirección), y cuenta con cuatro intérpretes sobre el escenario: Cristina Arranz, Luis Rallo, Alberto Berzal y José Luis Santar. En 1984 se cuenta la historia de un Gran Hermano que vigila cada movimiento de la sociedad a través de la tecnología, las cámaras de vigilancia y la manipulación. Pero Winston, uno de los protagonistas, empieza a concebir la esperanza de poder acabar con ese mundo totalitario.
La obra tiene un toque futurista muy inquietante que esta adaptación ha sabido recoger muy bien. En primer lugar, destaca por su alto nivel interpretativo, destacando a Alberto Berzal, el protagonista, y por una minuciosa dirección de Carlos Martínez-Abarca.
Es cierto que plasmar 1984 era un reto muy difícil y, en algunas escenas, se hace algo pesada debido a su densidad y es que, en dos horas, han querido concentrar todas las ideas que aparecen en la obra original, provocando una gran saturación. La representación es bastante larga y hubiese sido mejor acortarla aunque se dejase mucha historia por contar. De hecho, la parte final, que es la más interesante de todas, no se puede disfrutar como se debería debido a un cierto agotamiento por parte del espectador.
A la adaptación de Paradoja Teatro le sobran los primeros 25 minutos, que consisten en explicar esa sociedad distópica creada por Orwell, siendo un comienzo demasiado complejo, al que le falta agilidad, y que puede hacer desconectar, lo que es una pena ya que lo que nos cuenta después es interesantísimo.
Aunque se echa en falta algo más de espectacularidad en su montaje y se abusa demasiado de las videoproyecciones, la primera adaptación española al teatro de 1984 es bastante interesante y, aunque no es perfecta, solo por disfrutar de sus maravillosas interpretaciones, merece la pena verla, y más si eres fan de la obra de Orwell.