VIDEOARTE POLVORIENTO

Miembros de Homeless Video conectan los amplificadores momentos antes de la inauguración.

La más recóndita sala del sótano de la antigua fábrica de tabacos es ahora la Sala Sinvergüenzas del Centro Social Autogestionado La Tabacalera de Lavapiés. Sobre dos dedos de polvo y plumas blancas se erige Depresión Endógena, una instalación en la que el colectivo HomelessVideo rememora la obra de Wolf Vostell. Este alemán, fallecido hace doce años, fue pionero del videoarte, descubridor del dé-coll/age (el collage entendido como destrucción), impulsor del happening y miembro del movimiento Fluxus.

Los veintitantos televisores que conforman la exposición (o environment, en la jerga de los iniciados) proyectan caos, sinsentido, construcciones absurdas y actos de creación/destrucción, según se mire. Al ruido enloquecedor de los vídeos y la «nieve» de televisores mal sintonizados se suma el estruendo eléctrico de guitarras y generadores de distorsión toqueteados por los organizadores durante el acto de presentación.

Miembros de Homeless Video conectan los amplificadores momentos antes de la inauguración.En uno de los vídeos, varias mujeres desnudas, ataviadas únicamente con mantilla, adoran a una tortuga. En otro, un grupo de personas abre y cierra rítmicamente el maletero de sus coches para meter y sacar un plato. Otras secuencias muestran el proceso de construcción de sus esculturas al aire libre, ya sea en una plaza de Berlín o en el municipio cacereño de Malpartida, donde existe un museo que lleva el nombre del artista.

Después de media hora de vapuleo visual y sonoro, salgo oliendo a escombros y haciéndome la pregunta de siempre: ¿De qué iba esto? Dadaísmo protesta, iconoclasta, anticonsumista o qué se yo. Inquietar, desconcertar. Puede que nada de eso. A fin de cuentas, «Fluxus-arte-diversión debe ser simple, entretenido y sin pretensiones, tratar temas triviales, sin necesidad de dominar técnicas especiales ni realizar innumerables ensayos y sin aspirar a tener ningún tipo de valor comercial o institucional» (George Maciunas).

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