UNA HEINEKEN HELADA ANTE EL EMOTIVO DIRECTO DE MICAH P. HINSON

Micah P. Hinson tocando la guitarra

Unos minutos pasadas las 9 de la noche, el gentío de la madrileña Sala Heineken enmudece ante la sintonía instrumental de ‘Call To Arms‘. Muy poco después, tras el cuarteto Tachenko y una rubia de pelo largo y capucha, aparece Micah P. Hinson, gafipasta justificado y orejudo adorable cuyo primer gesto al llegar al centro delescenario es darle un trago a una botella de zumo Tropicana.

El -casi- tejano, enfundado en una chupa negra, comienza entonces el que será un concierto de casi dos horas con ‘Take Off That Dress For Me’, segundo tema de su último disco Micah P. Hinson and the Pioneer Saboteurs. Se puede decir que en el último acorde, cuando levanta la cabeza sonriendo por primera vez y se enciende su cigarrillo eléctrico, tiene ya a toda la sala irremediablemente ganada. «I’m gonna talk to you a lot of bullshit tonight», dice a modo de introducción de la mística y pacífica ‘2s And 3s‘.

micah tocando

Hinson parece ser capaz de hacerlo todo a la vez, así que le da un mordisco a una manzana, se vuelve a encender su falso pitillo y nos introduce a sus colegas españoles. Tachenko al completo le observa con admiración y cariño, pero es sin duda Ashley Bryn, la mujer de pelo largo y capucha sentada detrás del mellotron, quien no le quitará ojo ni un momento durante la velada. El embeleso es mutuo. Hinson hace un amago, antes de abstraerse con ‘The Cross That Stole This Heart Away‘, de describir a Ashley: «this woman right here…, this woman is… oh Jesus!…», y rompe a tocar la que es quizás la más desoladora y metafísica del disco, un tema de ocho minutos en el que su voz irrumpe hacia la mitad, casi como un susurro.

micah fumando
Micah P. Hinson. Foto: Sol Salama

Era el momento para una de las canciones deprimentes más bonitas de la historia, ‘Seven Horses Seen‘, y a Micah, aunque repuesto, casado y desintoxicado, no le cuesta volver a adentrarse en las profundidades de la voz más nostálgica y atormentada. Es el reflejo de su pasado, grabado en sus párpados caídos y en sus letras que no dejarán de ser oscuras.

Entre sonrisas e interacciones con el público, vienen rodadas canciones antiguas como ‘As You Can See‘ o ‘Diggin’ A Grave‘, hasta que Tachenko, cuyo papel bien merece un aplauso prorrogrado, desaparece y el joven americano se nos queda en tirantes negros y en una camiseta de Dr. Pepper para homenajear a Odetta con ‘In The Pines‘ y para hipnotizar al público con la sublime y esperada ‘Beneath The Rose‘. Un público insistente hasta el final, que hizo que su marcha fuese eterna sacándole a voces dos veces más, para escuchar una desgarrada ‘Don’t You Forget‘ y un tema titulado ‘This Old Guitar‘, de John Denver, incluído en su álbum de versiones.

El cierre fue redondo, con una espectacular ‘Patience‘ casi instrumentalizada. Los que conocíamos a Micah, nos convencimos de su talento y su encanto. Los que no, apuesto a que también quedaron cautivados. A este niño (que cumple ya 30 años) hay que seguirle la pista. Es más que recomendable.

 

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