El tiempo marca nuestras vidas. A veces desearíamos que el día tuviera 28 horas. Se puede arreglar. La solución es Tiempinter, el banco del tiempo. Un plan tic-tac, un plan ding-dong… Hay que pensar bien cual se adapta mejor a nuestras necesidades. Podríamos preguntarle a la cobra que te quita la zozobra pero te cobra. Aunque qué fácil sería todo si fuésemos una abeja ansiosa de polen. No temeríamos al futuro. En el futuro los androides harán todo más rápido. ¿Pero es el futuro mejor que el pasado? Podría decidirse en una batalla de gallos. El ganador consigue entradas para el flamenco del año 3026.
Historias locas. Ritmo trepidante. Rimas pegadizas. Juegos de palabras. Personajes imposibles. Originalidad. Y mucho humor. Humor del bueno. Del que te hace reír. Así es la nueva representación musical de la compañía Ron Lalá. Una sucesión de sketches 
cada cual más absurdo que el anterior.
El título: Time al tiempo. El objetivo: jugar con el reloj. Hacía delante. Hacia atrás. Rápido o lento. Todo vale con tal de provocar la carcajada. Algo que la interpretación de estos cinco polifacéticos actores no hace difícil. Por sí solos despiertan las risas entre el público. Pero si además se añaden cómicas reflexiones presentadas a través de historias dispares y desordenadas… Mejor.
En ocasiones la singularidad de la obra puede resultar desconcertante. Pero entretiene. Merece la pena. Pero bueno. El tiempo es oro. Hay que resumir. Aunque tratándose de esta obra es complicado… Mejor ir a verla. Sin perder un minuto.
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