Pelo rubio y rizado. Ojos azules. 24 años. Country y pop corren por sus venas. ¿Una pista? Empieza por Taylor y termina por Swift.
1989. No, no vamos a remontarnos a aquella época, sino que es el título del último disco de la nueva reina del country. Aunque siempre junto a sus acordes de guitarra, es cierto que en su quinto álbum nos sorprende con un estilo distinto al que nos tenía acostumbrados. Y es que la cantante da un giro a sus tan bien cuidadas letras y añade un toque de ritmo pop.
Después de haber estado desde 2006, año en el que comenzó su carrera musical, cantando lentamente, con lo último de Swift no podemos apenas respirar. A pesar de estar esperando que aparezca su voz angelical, en 1989 apreciamos que hay un tono futurista en la robotización que ha incluido a lo largo de todo el disco. Hay que admitir que con sus trabajos anteriores había conseguido la fórmula perfecta, sin embargo, en esta ocasión, solo con escuchar Welcome to New York -canción con la que abre el disco- nos damos cuenta de que estamos ante algo totalmente diferente a cuanto ha sacado a la venta.
Por otra parte, una vez más podemos asegurarle un éxito a la que se ha hecho un hueco enorme entre los músicos más influyentes de los últimos años. De hecho, la presentación de su single Shake It Off hizo que se posicionara en los primeros puestos de todas las listas. Sin ir más lejos, fue durante dos semanas consecutivas el número uno de Billboard Hot 100.
Aunque con ciertos resbalones, es obvio que la joven está creciendo como artista y, como es lógico, no es perfecta. Con esto nos referimos a que, en algunas de las pistas del disco, no nos muestra nada nuevo. Si lo miramos con lupa, encontramos en él muchos éxitos destinados únicamente para escuchar una vez y no más. Eso sí, al terminar el disco, nos topamos con Clean, uno de los singles más dulces de su quinto álbum. Una canción elegida a la perfección para finalizar la escucha y para dejarnos un buen sabor de boca y con ganas de más.
El inicio de su camino hacia la fama fue con tan solo catorce años, cuando empezó a escribir canciones sencillas y a cantar en concursos de karaoke y ferias en su ciudad natal. Taylor comenzó a visitar Nashville, donde a los doce años empezó a escribir canciones con algunos compositores de la zona, una actividad que consolidó cuando su familia se instaló en las afueras de la ciudad. Actuó en un concurso en The Bluebird Café, donde llamó la atención de Scott Borchetta, el cual le ofreció un contrato discográfico con Big Machine Records.
Se terminó la chica que nos hacía enamorarnos con solo escuchar sus primeras notas. Se terminó la chica Disney. Con esta novedad, ha dejado a un lado el género que la vio nacer y se ha adentrado en el pop de una forma no muy acertada. Ahora podemos bailar con Taylor Swift.
