Frank Gallagher tiene seis hijos. Bueno no, ocho hijos contando con los gemelos que ha tenido con Sheila, su nueva narcotizada y ex-agorafóbica pareja. Ah no, nueve contando con su hijastra Karen, hija de Sheila, con la que también tuvo un affair. Frank Gallagher tiene nueve hijos y no se ha preocupado ni se preocupa por ninguno de ellos. Frank es un personaje decrépito, alcohólico, egoísta, que tras el abandono de Mónica (su primera mujer con la que tuvo seis hijos, o bueno, eso cree él), se dedicó al hedonismo cargando de toda responsabilidad familiar a Fiona, hija mayor y columna vertebradora de este caos de seres pequeños y mayores.
Y Frank es el protagonista de Shameless, una serie británica que, cosechando éxitos en su tierra, se ha afincado también en los televisores americanos con su versión para Showtime. Como bien indica su nombre, ‘shameless’ es un universo de sinvergüenzas, más bien, de un sinvergüenza. Ése que toma el apellido de los hermanos de Oasis y pone a su hijo pequeño el nombre de Liam; ése que nunca jamás tomará responsabilidades y que sólo pasa por casa de Fiona los viernes, día del cobro de la pensión; ése que trata de 
rehacer su vida pero sólo por pura necesidad con Sheila, quien le da una casa en un barrio mejor, más dinero, una hijastra y otros dos hijos por los que velar; ése que pasa el día bebiendo en el Jockey, el bar de su amigo y vecino Kev (quien junto con su novia Verónica, han tenido que ser los salvadores de Frank en más de una ocasión).
En Chatsworth Estate, Manchester, es donde se desarrolla la trama de esta familia interminable de problemas infinitos. Una reflexión sobre un mundo exagerado pero de esencia real, donde el más rápido es el que gana y donde el fracaso es el protagonista y el fondo de unos seres tan entrañables como decadentes. Y la moraleja que se desprende de todos y cada uno de los capítulos es que por muchos fiascos que rodeen a esta extraña familia, no están frustrados, ni tan siquiera infelices: sus aspiraciones son tan sencillas como el tener dónde vivir, qué comer pero sobre todo, a quién amar; obviamente, en una familia tan grande quizás falte espacio y algún que otro bocado que llevarse a la boca, pero afecto sobra.
Aunque Frank parezca un ser sin escrúpulos, de vez en cuando muestra algún pequeño, diminuto y escondido atisbo de sensibilidad sólo en casos límite, cuando es consciente de que o actúa o todo su Universo se vendrá abajo. Es un tanto benevolente y consciente de la situación que le rodea sólo cuando su bienestar se siente amenazado (vamos, que sus actuaciones siempre son provocadas por su egocentrismo exacerbado). Y eso es lo destacable de esta serie en la que el “buenismo” típico que esconden todos los protagonistas que son a su vez antagonistas, prototípico de las reglas tácitas del sitcom moralista y manido, no existe. Frank es Frank y siempre actúa como el Frank que se queda dormido debajo de un billar con el labio partido: Frank es fiel a sí mismo y a su construcción, por ello es un personaje completamente redondo, como el resto de su familia, como el resto de ‘shameless’.
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Y es que la clave de la serie se puede resumir en un ritual que la familia Gallagher repite todos los días. Cuando hay seis bocas que alimentar sin un padre en casa y con una hermana mayor encargada de todos y cada uno de los problemas de los demás, el mero hecho de hacerse con la leche del desayuno es una aventura que se debe de afrontar en grupo: Verónica despista al lechero con sus grandes pechos desde la ventana de la casa de al lado; mientras, Ian roba la leche y se van pasando los litros y litros en cadena hasta llegar a la casa de Fiona (ya se sabe que la familia unida, permanece unida). Y es que esa picaresca tan española siempre se hace de cualquier otra nacionalidad, llamándose shameless por ejemplo, cuando la necesidad hace presencia.
La productora inglesa Company Pictures (Channel 4) de Shameless ha firmado por una novena temporada que se comenzará a filmar en mayo de 2011. En España podemos disfrutarla en el canal TNT todos los sábados y domingos. Su adaptación americana por la productora Showtime ha firmado por una segunda temporada para el año que viene pero todavía no ha dado señales de vida en nuestro país.
