Redención (Tyranossaur): humanismo en las entrañas

Redención nos presenta a Joseph (Peter Mullan), un hombre alcohólico y violento que mata a patadas a su perro en la primera secuencia de la película. Con este principio el debutante como director Paddy Considine nos muestra una historia llena de matices dramáticos, tristeza y en la que dos personas totalmente opuestas encuentran en el otro el apoyo y compasión que necesitan para poder seguir con sus vidas. Por un lado encontramos a Joseph y por otro a Hannah (Olivia Colman), una mujer profundamente religiosa que trabaja en una tienda dedicada a recoger material de beneficencia y suministrarlo entre los más desfavorecidos.

Este escenario le vale a Joseph para esconderse de sus miedos y ayudar a Hannah a salvarse de un marido con el que vive amenazada y muerta de miedo. Su inspiración, tanto en el desarrollo de la trama como en la puesta en escena, se encuentra en lo mejor del cine realista británico con el que el director se formó como actor a las órdenes de Shane Meadows. Lo mejor de Redención es que podemos ver cómo los personajes protagonistas acaban encontrando luces y sombras en su camino, dándose de bruces con la realidad pero aprendiendo de los errores del pasado.

El film no se excede en grandes diálogos, es sobrio y violento a la vez. El director, Considinie parte de la idea que tuvo en el cortometraje de su Dog altogether (2007), que fue premiado en los festivales de Venecia y Edimburgo y en las convocatorias de los BAFTA y los premios del cine independiente británico. Violencia, perros y dos personas en el abismo de su vida se dan cita en Tyranossaur. Estamos sin dudarlo ante una película atípica que llena de dolor las entrañas de lo cotidiano.

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