La publicidad se convierte habitualmente en referente social a través de sus imágenes, su humor y su música. La publicidad y la televisión por tanto también son nostalgia, recuerdos del imaginario colectivo como el clásico anuncio del Cola Cao, la Familia Telerín, las mascotas del «Un, dos, tres», el Lobo de los turrones o la campaña «Pezqueñines ¡No, gracias!». Todos ellos, creados en los Estudios Moro, marcaron el inicio de los dibujos animados y la animación en España.
Bajo el título El anuncio de la modernidad. Los míticos estudios Moro (1955-1970), el mismo nombre del documental de 2010 que repasa el trabajo de estos hermanos, se presenta esta exposición en La Sala El Águila que recoge 200 spots y decenas de piezas publicitarias. Comisariada por Lluis Fernández, quien también dirigió el documental, la muestra selecciona los dibujos más representativos de los hermanos Moro que nos trasladan al comienzo de la industria de la animación en nuestro país.
Abren la exposición las fotos de V. Ibáñez con el dibujo de Cleo y la de Santiago Moro, y ya desde el primer momento entramos en ese mundo mágico de la antigua televisión a través del sonido. Las paredes muestran los carteles publicitarios más populares y cada sala presenta varios spots y un expositor en los que encontramos desde los propios productos anunciados; de comida a electrónica, a dibujos de los personajes que acompañaron el inicio del color en la televisión como Ruperta o la Familia Telerín. Esta familia encargada durante tantos años de mandar a los peques a la cama es además la protagonista de muchos de los objetos de merchandising expuestos en la sala.
La idea de modernidad domina la muestra, tanto por lo que supuso la irrupción de los dibujos animados en la televisión de los sesenta como por los propios productos que se anunciaban que suponían notables novedades como el acero inoxidable, las ollas a presión o la propia televisión. Divertidos anuncios que pronto vieron recompensada su modernidad, en 1959 los hermanos Moro recibían su primera Palma de Oro en Cannes por el anuncio Sol de Andalucía de Tío Pepe, y a partir de ahí su reconocimiento internacional creció hasta recibir más de 100 premios internacionales en los festivales publicitarios de Hollywood, Nueva York, Milán o San Sebastián.