El exorcista es la serie que FOX estrenó el pasado 23 de septiembre y que se está consagrando como una de las mejores apuestas del género de terror en la pequeña pantalla.
Pero, ¿cuáles son esos elementos del miedo que logran desgarrarnos como espectadores? Para empezar, el factor susto está sobrevalorado y usado de forma abusiva en casi la mayor parte de las películas que se estrenan hoy en día y desde hace unos años, es pura estrategia de marketing. El terror se usa como un reclamo para pasar un rato entretenido entre amigos un sábado por la tarde y olvida el argumento, el guion queda relegado a un segundo plano.
Y aquí reside el punto fuerte de El exorcista, y es que cada capítulo está perfectamente pensado, estructurado, cuenta una historia y la cuenta bien. Quizá lo más complicado sea la construcción de los personajes y sus arcos de transformación, pero la serie lo resuelve de maravilla. Los dos sacerdotes protagonistas tienen personalidades totalmente opuestas, vienen de mundos muy distintos y, sin embargo, se complementan.
El padre Tomás Ortega (Alfonso Herrera) representa la bondad, proviene de una iglesia humilde, pero también es aparentemente débil en cuanto a sus instintos, lo contrario al padre Marcus (Ben Daniels), que es áspero, duro, ha visto de todo y la vida le ha dejado cicatrices muy profundas. Es el ‘rebelde’, el ‘outlaw’, no teme enfrentarse a quien sea, ni siquiera a sus superiores. Por tanto, ambos conforman una especie de simbiosis en la que cada uno aporta un pedazo de su esencia.
Por otro lado, los Rance son la típica familia de clase media-alta, pero bastante desestructurada. El padre tiene una lesión cerebral, la madre oculta un secreto bastante crucial para el desarrollo de la serie, una de las hijas tiene depresión y la otra está poseída. Suficientes subtramas para conseguir entretenernos desde el piloto.
Porque el miedo real se filtra en los detalles, en la relación de los acontecimientos, en lo que esperamos y no esperamos, en las sorpresas, en la tensión enfermiza, en los personajes que ocultan algo y no llegamos a imaginar qué. No solo de sustos vive el terror, aunque evidentemente contribuyen y en El exorcista también los hay.
Por otro lado, es de aplaudir el propósito de la serie al querer alejarse de la película origen y no aburrir con otro remake típico, sin embargo, no pierde la esencia y hay un montón de referencias y homenajes a la misma.
Lo cierto es que no sabemos cómo acabará esta nueva aventura, pero prometer, promete.
¿Y tú, te animas a ver la serie?
