A los 11 años Pablo Pacanowski ya tenía muy claro que lo suyo era el arte. Era un pequeño artista autodidacta que robaba de la estantería de su casa libros de arte ilustrados. Simples imágenes para la mayor parte de los niños, pero para él, un verdadero tesoro al alcance de sus manos. Y entre aquellos libros robados descubrió por casualidad las obras de Wassily Kandinsky. Un artista que influenció sobremanera a este neófito pintor, tanto por los colores como por su extravagante estilo.
A pesar de haber estudiado en diferentes escuelas de arte, este pintor murciano sigue albergando en su interior un espíritu autodidacta. Un empeño que siempre le ha llevado a descubrir nuevos estilos para poder expresarse. Y como si volviera a ser un niño de 11 años, aprende día a día por su cuenta la experiencia del arte gráfico. Una disciplina que actualmente abarca casi toda su obra. De esta forma, el mundo interior de Pablo Pacanowski sale al exterior a través de un sinfín de ilustraciones. Un huracán creativo dentro de su cuerpo que debe de sacar para poder salvarse. «El arte para mí es veneno y cura».
Su arte habla por sí solo
Al observar sus dibujos recuperamos de nuestra memoria el trabajo de otra joven promesa, la tinerfeña Sara Herranz. Una artista conocida por sus ilustraciones minimalistas, de líneas simples, donde el único color que sobresale es la intensidad del rojo. Sin embargo, el estilo de Pablo Pacanoswki rompe los esquemas descubriéndonos un imaginario de figuras féminas bañadas de colores imposibles. Él las describe como: “Ilustraciones simples, rápidas y populares. Cada personaje son ideas diarias que están por mi cabeza, lo que hago es darles forma. Para mi cada color significa una sensación distinta, simplemente elijo los colores según el sentimiento que me produce cada chica”.
Entre los personajes que bailan por sus dedos hallamos a mujeres envueltas en frases que se convierten en pequeñas pistas para comprender al personaje. Pero también sirven para entender por qué el autor las muestra como lo hace, qué sentimiento quiere que experimentemos, y lo más importante, qué historia cuentan esas mujeres. De esta forma, su arte “literalmente” habla por sí solo.
En sus ilustraciones viven mujeres eclécticas
A diferencia de otros ilustradores, Pacanowski, no tiene un canon de mujer. Cada una respira su propia esencia, ninguna es igual a otra. Así encontramos a mujeres de distinta figura, edad, corte de pelo, piel, etc. Las arrugas de una anciana en una de sus ilustraciones contrasta con la tersa piel de una joven de veinte años. O, en ocasiones, chicas sensibles y desenfadadas se cruzan con la rebeldía una mujer estrambótica de piercings y tatuajes.
Pero este ilustrador que se describe a sí mismo como «ecléctico y caótico», posee otras singularidades que le hacen único. Su nombre artístico, por ejemplo. Reconoce que no es su apellido real, pero que empezó a usarlo con 11 años y que desde entonces esa firma acompaña a sus cuadros. Y al igual que otros pintores como Rusiñol, que prefería la noche para desarrollar su obra, Pacanowski también es un artista nocturno. “El mejor momento para pintar es sobre las cinco de la mañana cuando parece que estás tú solo en el mundo”.
No es de extrañar que las nuevas generaciones acojan estas ilustraciones de mensajes directos, claros y frescos. En plena era digital, estas imágenes triunfan y tienen gran aceptación. Seguramente el dicho de «una imagen vale más que mil palabras» tiene actualmente más sentido que nunca. Son, por así decirlo, producto de nuestro tiempo, de ahí que las publicaciones de Pacanowski alcancen miles de «me gusta». Asimismo, a veces organiza exposiciones y diariamente recibe encargos de toda España a través de su página web: pablopacanowski. bigcartel.com. Ya puede decir que ha cumplido su gran sueño,“vivir enteramente del arte”.
