Orgulloso de ser un cronopio

Historias de cronopios y de famas de Julio Cortázar
Historias de cronopios y de famas
Historias de cronopios y de famas

Julio Cortázar: Historias de cronopios y de famas.

Alfaguara, Madrid. Edición año 2012, 140 páginas.

Coincidiendo con la fecha de mi cumpleaños, un buen amigo, compinche en innumerables aventuras, de esos que ofrecen conversaciones cautivadoras y tienen por costumbre regalar libros, me obsequió con Historias de cronopios y de famas, 1962, y se lo agradeceré, junto a otras muchas cosas, eternamente. En su dedicatoria reza: “Para que disfrutes del silencio, cronopio. Desde la Calle de las Aguas te queremos”.

De Julio Cortázar (Bélgica 1914 – París 1984) solamente había leído Rayuela, 1963, uno de los grandes clásicos de la literatura en castellano, puesto que Cortázar, pese a haber nacido de manera accidental en Bruselas y dar los primeros pasos de su vida en Suiza y España, era argentino y, sin miedo a pecar de aventurado, uno de los mejores escritores argentinos de la historia. De Cortázar también conocía su extraño acento y su fuerte implicación política, que le llevó a cambiar su querida Argentina por París y adoptar también la nacionalidad francesa como protesta por la situación política que vivía su país. Sin embargo, no conocía esta colección de cuentos y relatos que me atrajo desde que, como la mariposa que rompe su crisálida, se despojó de su envoltorio de papel para llegar, repleto de colorido, hasta mis manos. Lo primero que llamó mi atención fue la belleza de la ilustración de su cubierta, dominada por engranajes policromados y realizada por Kike de la Rubia para la edición de Alfaguara del año 2012. 

Inmediatamente después reparé en lo enrevesado de su título, en el que de sus seis palabras una me sonó a chino y otra —la última— resultó, al mismo tiempo, ser y no ser la esperada.

Para descubrir qué (o quién) diantres es un cronopio necesité llegar hasta el último capítulo. En él también descubrí qué (o quién) es un fama y lo más importante, que mi amigo me tiene en muy alta estima por considerarme un ejemplo de lo primero y no de lo segundo. Pero hasta llegar a ese último capitulo, que da nombre al libro, disfruté, y mucho, de los tres anteriores.

El conjunto del libro, todos sus relatos, se caracterizan por la belleza en la forma de la prosa de Cortázar, por su amplio conocimiento del vocabulario castellano y por su capacidad para aportar una visión poética con la que mirar las desgracias de la costumbre y corriente.

El primero capítulo, Manual de instrucciones, es precisamente una guía de cómo apreciar lo insolóito en lo ordinario. Nunca hubo tanta poesía en un manual de cómo subir una escalera, o tantas metáforas sobre la fugacidad y el sentido de la vida en unas instrucciones para dar cuerda a un reloj. Cada uno de los breves textos, a modo de enseñanza, es un pequeño tesoro literario que desea ser leído e interpretado de tantas formas como lectores se dispongan a leerlo.

Si Ocupaciones raras, el segundo de los capítulos, fuese un cuadro, estaría pintado por Man Ray o Joan Miró. Bien podría haber sido obra de Salvador Dalí si este no reuniera muchas de las cualidades de un “fama”. Este capítulo que navega entre la literatura surrealista y el carácter didáctico es el ejemplo perfecto de que la modernidad no tiene por que ser, de forma necesaria, exclusiva.

Uno de sus relatos, algo más extensos que los del capítulo anterior, lleva por nombre Pérdida y recuperación del pelo y, lejos de ser un homenaje a las clínicas de injertos capilares de Turquía, pretende reflexionar sobre el peligro del acomodo y la necesidad de pelear por lo que se anhela alcanzar. La grandeza de Cortázar, además de su cuidada forma y estilo, es que anticipa los problemas de nuestra sociedad, que cada vez está mas acostumbrada a recibir todo hecho sin necesidad de tener que remover cielo y tierra para lograrlo.

El tercer capítulo, bajo el nombre de Material plástico, aúna varios relatos breves en los que también abunda el surrealismo como instrumento para la crítica y la educación social. Acefalía, donde un hombre al que cortaron la cabeza debe vivir sin ella tras no poder ser enterrado a causa de una huelga o el Discurso del oso que habita en las tuberías de una casa son un buen ejemplo del sentido de este capítulo.

Por último, por fin llegamos al capítulo que resuelve nuestra gran duda. Aquí descubrimos cuáles son las cualidades necesarias para ser catalogado como cronopio y qué demonios es un fama. Por supuesto, no cometeré el desdeñable acto de revelar su significado. Es necesario disfrutar del libro completo hasta llegar a esta parte, la mejor del libro, para comprender su acepción de forma correcta una vez que el lector se ha empapado de la filosofía y el carácter de Cortázar. Así que no cometas el error de abrir el libro directamente por ese capítulo, puesto que podrás saber qué es un cronopio, pero no llegarás a comprenderlo, apreciarlo y mucho menos interiorizarlo.

Según Vargas Llosa, Historias de cronopios y de famas es el más travieso de los libros del escritor argentino. Para García Márquez, se trata de una obra tan bella e indestructible como el recuerdo de su autor. Para un servidor, que se sitúa a años luz de la grandeza de los dos nombres anteriormente citados y que considera un atrevimiento incluso colocarse en el mismo párrafo, este conjunto de relatos ha supuesto una nueva forma de ver la vida, el mundo y la literatura. Además, me ha servido para darme cuenta de lo mucho que me quiere mi amigo, que me considera un cronopio, y de lo mucho que lo quiero yo a él, por ser otro cronopio que además me regaló una lectura corta pero una enseñanza que me acompañará toda la vida.

¡Ojalá el mundo estuviera repleto de cronopios! ¡Y de “Cortázares”!

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