La lucha por no volver a entrar en un mundo conflictivo es una constante en los thriller americanos, Contraband nos devuelve a ese mundo en el que el intento por mantenerse alejado del lado malo acaba siendo el motivo para regresar a él. El contrabando que se presenta como un tema cotidiano en las películas que sólo buscan la acción toma en este film una mayor relevancia para profundizar en las relaciones que marcan nuestro destino. Un padre de familia excontrabandista, su padre, sus amigos y su cuñado también contrabandistas se ven envueltos en uno de sus mayores golpes, una hazaña que no comienza por temas económicos sino por motivos familiares.
No es así en la película original, la islandesa Reykjavík-Rotterdam, donde el impulso que mueve al protagonista es estar en paro. Baltasar Kormákur, quien protagonizó y produjo la original dirige ahora la adaptación norteamericana con cierto reconocimiento, al menos por parte del público ya que Contraband ha ocupado el primer puesto de la taquilla en Estados Unidos durante su primer fin de semana, aunque en nuestro país haya pasado bastante inadvertida
Mark Wahlberg, que abandonará su habitual papel de chico aparentemente malo en su próximo trabajo la comedia Ted, Kate Beckinsale y Ben Foster protagonizan esta cinta que aún exagerando las referencias a la moralidad de trabajar en algo ilegal consigue mantener el interés con un guión sin sorpresa pero que mejora por momentos. Aunque en los primeros minutos lleguen a cansarnos las escenas protagonizadas por Wahlberg y cueste bastante empatizar con su cuñado, el clásico adolescente falto de personalidad que pretende dejarse llevar por el dinero fácil, el viaje en barco que les lleva a Panamá va incrementando el interés por la trama, aunque algunas escenas queden totalmente carentes de sentido. Previsible pero entretenida para los amantes del género Contraband consigue distraernos un rato con sus insistentes movimientos de cámara y su trepidante rapidez.
