NO TODOS DIBUJAN SU PROPIO DESTINO

cartel Woyzeck

Esta es la historia de un hombre bueno, un hombre trabajador, un hombre que luchó por entender el mundo que le tocó vivir. Esta es la historia de Woyzeck. Son las 8:30 de la tarde y en el teatro María Guerrero todo está listo para que comience la función. El público ojea el programa aprovechando los últimos segundos antes de que se apaguen las luces. Durante hora y media se trasladarán a otra realidad.

 

Escrita por el dramaturgo y escritor alemán Georg Büchner, Woyzeck quedó inconclusa al morir el autor, pero ha sido posteriormente terminada y versionada por distintos autores. Woyzeck se representó por primera vez en el siglo XX. A finales de la década de los 50 la obra llegó a los escenarios españoles de la mano de Julio Diamante. Ha sido llevada al cine en 1947 por Georg C. Klaren y en 1979  bajo la dirección del alemán Werner Herzog

 

El director teatral, Gerardo Vera, se pone al frente de esta obra, un texto que conoce en profundidad ya que lo ha afrontado desde distintas posiciones. Como actor, interpretó el papel de Doctor en la versión dirigida por Juan Margallo, estrenada en 1976. Años más tarde, en 1987, Vera diseñaría la escenografía de Wozzeck, ópera del compositor Alban Berg, basada en la obra de Büchner.

El interés por esta obra teatral reside en su personaje principal. Un hombre normal que se convierte en un enfermo. En esta horrible transición hacía su destino final intervienen muchos factores y sobre todo muchos comportamientos inhumanos. Woyzeck es un soldado poco reconocido, relegado a un segundo plano por sus compañeros militares y anulado por su Capitán, lucha por sobrevivir y ganarse la vida. Es humillado constantemente y empujado a limpiar botas y afeitar las barbas de los soldados, labor que ejerce con toda humildad para sacarse algo de dinero.

Büchner hizo protagonista de su historia a Woyzech. Un hombre real que existió, y en el que debió de encontrar algo importante, una historia digna de contar. El personaje ha trascendido porque representa a muchos hombres que han sido y seguirán siendo víctimas de su destino. Woyzeck eres una buena persona”, le repite una y otra vez su capitán, con un tono entre sorprendido por encontrar a alguien así, e irónico, insinuando que de bueno tonto. Sin cultura y sin dinero es un hombre íntegro.

Se mantiene alimentado de guisantes y píldoras para complacer los deseos del Doctor. Al servicio de la ciencia como una rata de laboratorio. Todo lo hace para ganar dinero y poder alimentar a su ingrata mujer, Marie, y a su hija.

Imagen obra de teatro WoyzeckJavier Gutiérrez fascina en su papel de Woyzeck. Sus gestos, el rostro, los ojos con los que mira la vida sufren una gran transformación; desde la inocencia con las que se presenta el personaje al comienzo de la obra, hasta la confusión y el dolor que va adquiriendo con el paso del tiempo. Con la voz entrecortada el actor plasma la dificultad de expresión del protagonista y su impotencia ante la falta de lenguaje que tiene. Un problema creado por la falta de cultura que le impide expresar lo que ve y siente.

 En el papel de su esposa Lucía Quintana, una Marie fogosa y llena de aspavientos. La actriz enloquecida y exagerada está acompañada durante toda su actuación de un lenguaje gestual innecesario, agotador y que resta importancia a lo que dice.  En la misma línea Marina Seresesky. La actriz aparece desde el pasillo central del patio de butacas para ejercer de maestra de ceremonias.  El teatro se convierte en un cabaret. Un espectáculo circense que entretiene, pero que pierde la gracia a medida que los minutos pasan, y la actriz sigue chillando con la misma intensidad que al principio.

Por su parte, el Doctor y el Capitán son como tienen que ser y como se espera que sean. Jesús Noguera interpreta a un militar sin principios, inhumano y frio. Helio Pedregal es la imagen de un médico preocupado solo en sus propios intereses, manipulador, retorcido e hipócrita.

Algo que se aprecia con mucha claridad en la escena en la que el Doctor regaña a Woyzeck por haber orinado fuera, este le tacha de tener un comportamiento animal cuando en realidad la única bestia es él, un médico que trata a los hombres como objetos.

El reparto lo completan el resto de militares, entre los que cabe destacar la actuación de Markos Marín como Tambor Mayor. El Tonto, un personaje que asusta e incómoda es interpretado por una irreconocible Helena Castañeda. La actriz borda el papel.  La Vieja corre a cargo de Ana María Ventura.

La imaginación es fundamental para entender la obra, sobre todo la espacial. La escenografía de Max Glaenzel y Estel Cristià es sobria y minimalista. El escenario de esta historia gira en torno a una especia de charca rectangular. A los lados juncos de metal que se mueven e inclinan cobrando vida propia. La casa de Woyzeck, el cuartel, la clínica y el bosque se dan al mismo tiempo en escena. No es que los escenógrafos sean magos, es que el texto prima sobre la decoración. Una apuesta por la desnudez buscada y creada para no descentrar la atención.

Negro el uniforme de los soldados, negras son sus botas, negro el suelo que pisan, negras las paredes que les protegen, negro el mango de la cuchilla de afeitar, del cuchillo que marcará el destino de un hombre.  Woyzeck vive una vida oscura que ni la iluminación de Juan Gómez- Cornejo consigue aclarar. La luz se centra en los personajes para hacerles visibles, no para enmascarar la realidad. Un resplandor rojizo cobra protagonismo cuando Woyzeck se da cuenta de que el mundo en el que creía vivir es mentira, y la persona a la que más quería le ha traicionado. Es el color de la sangre que anuncia su llegada.

Al piano Mariano Martín junto con la voz de Trinidad Iglesias, la actriz interpreta también a la Vecina. A partir de composiciones musicales de Béla Bartók la melodía acompaña a la obra sin sobresalir ni dejar de estar presente en ningún momento.

La obra refleja a una sociedad pasada, pero que podría darse en cualquier tiempo y lugar. Büchner no dotó de nombres a la mayoría de sus personajes. En el Capitán están reflejados todos los capitanes que, por su rango, se burlan y juegan con los sentimientos ajenos. El Doctor podría representar a tantos que al servicio de la ciencia han experimentado con vidas humanas.

Son las 10 de la noche y se hace la luz en el teatro María Guerrero. Durante hora y media no nos hemos trasladado a otra realidad, hemos vivido la historia de los Woyzecks. Personasde épocas pasadas y futuras, seres humanos que puede que nos encontremos en la vida. Espero que recordemos prestarles un poco de atención.

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