Lorca en Madrid y Alberto en Nueva York

Alberto San Juan se mete en la piel de Federico García Lorca para revivir sus días en Nueva York en el espectáculo teatral Lorca en Nueva York, en el Teatro Bellas Artes.

Federico García Lorca escribió Poeta en Nueva York durante el viaje que realizó a Nueva York y La Habana entre 1929 y 1930. La obra se publicó en 1940, cuatro años después de la muerte del poeta granadino.

Alberto San Juan, ganador de dos premios Goya, recrea en el escenario del Teatro Bellas Artes de Madrid la conferencia en la Residencia de Señoritas donde por primera vez Federico García Lorca recitó sus poemas de Poeta en Nueva York. San Juan consigue desnudar las vivencias del poeta como si fueran las suyas propias. Con una voz profunda y seductora, conecta con el público desde el primer momento y consigue aguantar todas las miradas y oídos hasta el final sin más adornos que la palabra y la música. Transmite la alegría, la nostalgia, el miedo y los pensamientos de un texto ya de por sí repleto de sentimientos.

Al actor le acompaña ‘La Banda‘, un cuarteto formado por Claudio de Casas (guitarra), Pablo Navarro (contrabajo), Gabriel Marijuan (bateria) y Miguel Malla (clarinete); que, al ritmo del jazz y con melodías caribeñas, transportan al espectador en un viaje desde Málaga, pasando por la Gran Manzana, hasta llegar a Cuba.

Teaser Lorca en Nueva York, eqmcultura

Durante una hora, nos sumergimos en Wall Street, “¡Ay, Wall Street! ¡Cómo escupe veneno de bosqué por la angustia imperfecta de Nueva York!”; Harlem, “¡Ay, Harlem, amenazada por un gentío de trajes sin cabeza! Me llega tu rumor.”; El campo, “¡Oh soldados! Será preciso viajar por los ojos de los idiotas, campos libres donde silban las mansas cobras deslumbradas”; y La Habana, “La Habana surge entre cañaverales y ruidos de maracas, cometas divinas y marimbos… Y surgen los negros con los ritmos que yo descubro típicos del gran pueblo andaluz”.

La escenografía es sencilla, con ‘La Banda’ y sus instrumentos musicales acompañando al intérprete, que, desde su habitual posición en el centro, va moviéndose de un lado al otro del escenario al ritmo de la música, para enfatizar así los momentos de aceleración melódica. Los cuatro músicos van apareciendo de uno en uno, uniéndose in crescendo al resto de la banda desde el solo de clarinete, hasta culminar, ya con el cuarteto completo, con la aparición de Alberto San Juan.

Cabe destacar la brillante iluminación llevada a cabo por Raúl Baena, que, a través de tonalidades azules y verdes, consigue crear una gran expresividad y acompañar los momentos de tensión y dramatismo, así como los de mayor intimidad y cercanía. Con un conjunto minimalista, consiguen mucho con muy poco, y contribuir así a dar esa sensación de transparencia y profundidad.

Un homenaje a Federico García Lorca que pone voz, música y expresión a las palabras y vivencias del poeta casi cien años después de la publicación de un texto por siempre atemporal.

Ficha técnica

Mar Gimeno

Periodista cultural amante del arte y del teatro. Escribo y leo para vivir más vidas de las que puedo.

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