Tú, El psicoanalista (John Katzenbach)… Mmmm… Africanus (Santiago Postiguillo), Postdata: Te quiro y Entrevista con el vampiro (Anne Rice), adentro también. Y… a ver, a ver… Invierno en Madrid (C. J. Sansom) y… ¡ajá! A ti te estaba yo buscando: El círculo mágico (Katherine Neville). Tengo el gusto de comunicaros que acabáis de ganar un viaje a Holanda. Viajaréis en mi maleta, espero que no os importe. ¿Seremos suficientes? Dejadme pensar… Vamos a estar seis días fuera… Seis días… Seis días, seis calzoncillos, seis pares de calcetines, seis corbatas, seis cuchillas de afeitar… y seis libros. Sí, yo creo que sí
Por suerte, cada uno de los libros que se llevará pesa 145 gramos y ocupa sólo 96 centímetros cuadrados en su maleta. Es más, si quisiera, los podría llevar en el bolsillo de su pantalón, porque estos libros son, según el director editorial de Ediciones B, Ricardo Artoga, “los primeros libros de bolsillo de verdad”. Se trata de los librinos, “una evolución muy sofisticada y original del libro tradicional”. “Su principal ventaja es que, en un formato muy pequeño, te cabe un texto muy grande –comenta el director –. Pero su reducido tamaño no ha hecho que se sacrifique su legibilidad, de manera que el cuerpo de letra es incluso superior al del libro de bolsillo de toda la vida.”
La idea se le ocurrió a Jongbloed, una imprenta holandesa especializada en biblias y libros religiosos. “Con el papel biblia podemos utilizar un gramaje muy pequeño sin que los textos se transparenten ni pierdan legibilidad.” Otra característica destacada por Artoga es que los librinos (Dwarsligger en los Países Bajos) se pueden sujetar con una sola mano, se leen con el texto apaisado y su lomo articulado hace que las páginas tiendan a abrirse en lugar de cerrarse. “Si se ve se entiende muy fácilmente, pero explicarlo es más complicado…” Hagamos un esfuerzo. “El taco, en lugar de ir unido al lomo como en todos los libros, va pegado a la tapa de detrás, pero suelto respecto al lomo. No sé si me explico…” Sí. “Si voy muy rápido…” No. “Esto es lo que hace que el libro sea mucho más flexible, porque, si no, la tendencia natural del libro es la de volverse a cerrar.”
“El formato es muy manejable –confirma José Fernández, lector y cliente de La Casa del Libro, que no había oído hablar antes de esta nueva high techonology –. Leo mucho en el metro, y resulta incómodo si el libro es pesado y encima tienes que ir de pie.” “Sí, y el cuerpo de letra es bastante grande, todo hay que decirlo… –comenta Conchi Benito, que los acaba de descubrir en el Fnac – Pero yo sólo compro libros si son baratos. A ver… ¿Nueve euros? (en realidad: 9,95€) ¡Qué va! Yo los compro por mucho menos; sino, los cojo prestados de la biblioteca.”
En un año, en Holanda se han vendido ya 400.000 ejemplares y se han editado 70 títulos de todo de tipo, desde Dan Brown a una enciclopedia médica o a Guerra y paz. Por el momento, en España sólo se han publicado los seis que nuestro viajero había metido en la maleta, junto a sus seis calzoncillos, sus seis corbatas y sus seis cuchillas de afeitar.
Probablemente sólo acabe utilizando tres calzoncillos y dos corbatas… Y con el frío que hace en ese país, creo que acabaré por dejarme barba. En cuanto a vosotros… Está claro que no os voy leer a todos, pero es mi manera de contribuir al aumento del índice de lectura español, y cuando me pregunten: “¿Cuántos libros lleva usted cuando va de vacaciones?”, podré contestar: “Seis, uno para cada día.” ¿Os imagináis que mal rato si, al pasar por los controles del aeropuerto de Ámsterdam, con lo que leen los holandeses, sus escáneres no detectaran, como mínimo, seis libros en mi maleta? Pensándolo mejor, meto uno más, de recambio, por si acaso.