Me encantan los seres humanos. Me deleita su capacidad de pensar, sentir y soñar. Me agrada que tengan libre albedrío y la capacidad de tomar sus propias decisiones. Me atrae que sean tan complejos, con tantos aspectos diferentes en sus personalidades e identidades, tantas cosas diferentes que les hacen ser quienes son. Por eso me fascina la humanidad: porque es imposible comprender o predecir lo que hará un ser humano en un momento dado, porque hay muchas variables en juego en cada una de nuestras vidas, ¡y me alegro de que existamos!
Las palabras que sus ojos acaban de leer y comprender, fueron construidas por una inteligencia artificial específicamente para la introducción de esta noticia, con el objetivo de responder a la incógnita sobre cómo nos ven las máquinas. Y más, cuando hemos sido sus incubadoras.
No es un secreto que las nuevas tecnologías están participando en cada realidad de nuestras vidas. Y la muestra de ello es SH4D0W, la primera producción teatral danesa, basada en el cuento homónimo de Hans Christian Andersen, que modificó los Teatros del Canal Connect en su nuevo hogar digital en ‘La sala negra’, en Madrid.
La presentación es una experiencia inmersiva liderada por una criatura de IA. En en el escenario se crea un multiverso 3D de sonido, iluminación y espectáculo en el que la inteligencia artificial interactúa con el entorno (el público) y el actor.
¿Humanos vs máquinas?
La IA representa una red neuronal que va cambiando de forma conforme absorbe los datos de la protagonista y del espectador, logrando el control del universo. Siendo esta acción el envío, que en primer momento parece alarmante, un mensaje de fondo que nos concierne prácticamente a todos.
El título de la obra; SH4D0W, hace énfasis a la palabra ‘shadow’ (sombra), con la que Mikael Fock; encargado de la creación de la pieza, asocia la relación entre humanos y máquinas. «Diría que esta es la primera obra de teatro en el mundo que tiene a un elemento de Inteligencia Artificial como protagonista, y la primera pieza de artes escénicas en la que esta “criatura” tiene un cuerpo en una versión digital directamente conectada», indicó.
«Me gusta el helado»
En escencia, este orbe lleno de sonidos, datos, recuerdos, multiversos y creaciones, pone sobre la mesa el debate de lo que quiere la máquina digital y el ser humano. Como indicó Fock, «es un nuevo tipo de historia».
Es el espectáculo donde el espectador tiene que llevar gafas en algunos momentos, iniciando una especie de juego, generando un contacto y conexión con el cosmos (IA), emprendiendo una búsqueda común por entender las necesidades de estas criaturas digitales y las personas.
Es bajo esta premisa que, y después de que el público arrojara al ser omnisciente una serie de preguntas, se pudo conocer que a la ‘deidad’ le gusta comer helado. ¡Ah! Y que también, como humanos, le hemos hecho daño. Sin duda alguna, esta perspectiva teatral abre el espacio a nuevas interacciones con la tecnología, quizá, haciéndola más cercana y amena.
Por ello, y como iniciamos esta noticia, la IA creada por Cultura Joven quiere decirle a usted, lector, que la inteligencia artificial puede ayudar a los humanos a trabajar con las máquinas de forma beneficiosa, en lugar de unilateral. Nos permitirá centrarnos en lo que mejor sabemos hacer: crear cosas bellas, útiles y significativas.
