La originalidad es cosa de todos

dibujo-de-alvaro-de-una-mascara

Cuanto más caso hago a la televisión más original me siento. Me he subido al carro del ecologismo. Bolsas de tela, bombillas de bajo coste y alpargatas de esparto. Sé que los medios han influido un poquito en mí. No voy a engañarme. La teletienda me ha abierto algo los ojos. Con un sencillo aparato que hace temblar las carnes tendré el cuerpo Schwarzenegger en una semana. Y si sigo los consejos de Saber vivir quizá llegue a los 100 años.

 

 He decidido cuidarme un poco más. Ni un pelo en el cuerpo, bíceps hinchados y los dientes blanquísimos. No quiero decir que me encuentre mal pero, ¿por qué no? 2 litros de agua, una hora de ejercicio y nada de carbohidratos después de las 4. Cejas depiladas, bronceado integral y un roll on anteojeras. Quiero estar a la última. Conseguiré como sea  un iPod touch, unas Converse coloridas y un jersey a rayas ¿o era a rombos? Bueno, tendré que consultarlo. Lo necesito todo. ¿Cómo sino iba a fijarse en mi esa chica del gimnasio que tanto me gusta, un poco tontita y con un culo para partir nueces? Lo tengo planeado. Nos casaremos. He visto unos trajes  magníficos en Massimo Dutti. Para entonces yo ya tendré un buen trabajo, un buen sueldo y una pantalla de plasma LG LED de 42″ Full HDde Contraste Dinámico y 4 conexiones HDMI. Podré ver el fútbol con mis amigos mientras bebemos unas Heineken y compartimos unas pizzas de Telepizza barbacoa crème. Masa fina, por supuesto.

Que me guste el deporte no significa que sea un inculto. He leído todo lo que hay que leer, desde El Código Da Vinchi hasta Millenium y además, me gusta la fotografía y colecciono colonias. Mi última adquisición ha sido Le male de Jean Paul Gautier. No sé muy bien porqué, pero su aroma me hace sentir como un marinero cachas que abandona con una sonrisa en los labios a una mujer preciosa desnuda en la cama. Llamadme raro si queréis.

Es curioso que mis gustos coincidan con los de tanta gente. Sin duda significa que voy por buen camino ¿No vamos a equivocarnos todos, no?

Dicen que la publicidad influye en nosotros y nos cala sin darnos cuenta. No lo creo. Pero hoy, tras ver los mismos anuncios en televisión, revistas, prensa, carteles, internet, correo y radio siento la terrible necesidad de beber un mojito Bacardi al son del último disco de Bustamante acompañado de una mujer de pechos enormes. Será cosa de la Navidad.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.