Nos recibe al cruzar el umbral un maniquí femenino decapitado a la altura de la boca y con un cubo lleno de orina entre las piernas. Es la particular bienvenida que Julião Sarmento nos da a su mundo creativo. El artista conceptual portugués más internacional de los últimos años protagoniza una exposición inaugurada el viernes en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, una retrospectiva de sus obras de la última década, su etapa más prolífica.
Mujer, palabra y anatomía son los tres elementos visuales que se combinan para crear el discurso del lisboeta, que ha expuesto anteriormente en el MoMA y el Guggenheim de Nueva York, en el George Pompidou de París y en la Bienal de Venecia. En su polisémico universo tienen cabida alusiones al cine, la literatura e incluso el psicoanálisis.
En varias instalaciones, ataviada con camisón negro y siempre sin rostro, la mujer que nos saludó al entrar nos asalta de nuevo para inquietarnos y embriagarnos con su oscuro poder de atracción. Es la misma mujer sin identidad que aparece en cuadros minimalistas salpicados de fragmentos de textos y frases cercenadas.
«Para un pintor la pintura es un medio, pero también un fin. Yo no soy pintor, soy artista. Trabajo con ideas y los media son vehículos para expresarlas», declaró Sarmento durante la presentación de la exposición. Precisamente el arte conceptual es el culpable de que a día de hoy sea tan difícil formular una definición precisa de qué es el arte. Por eso, nunca viene mal que nos den una pista, aunque sea vaga: «No sé qué es ser artista. Pero sé que el arte es un ejercicio de suprema libertad y de placer».
La retrospectiva Sarmento 2000-2010 puede visitarse en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga hasta el 6 de marzo de 2011.
