Patrick Watson es de esos grupos de música que bien vale la pena escuchar. Tras su paso por Barcelona, este quintento canadiense aterrizó esta semana en Madrid para presentar su cuarto y último disco Adventures In Your Own Backyard, una maravilla del nuevo dream folk con un toque a lo Bon Iver. El disco fue grabado en su totalidad entre el patio y la sala de estar de la casa del mismo Watson, detalle muy a tener en cuenta porque el sonido que consiguen es de una genuidad prácticamente indescriptible. No es de extrañar, puesto que ha utilizado sonidos de objetos cotidianos como puertas o ruedas de bicicleta.
Acompañado de los cuatro miembros de su banda, entre bromas, tubos de whisky, linternas en los dedos y con su habitual gorra de maquinista, Patrick Watson dio ejemplo de su poderío musical anunciando los primeros compases de la melancólica ‘Lighthouse’ para luego encarnar una emotiva ‘Backwind’. Violín, acordeón, clarinete, piano, guitarras, batería, coros… una tormenta acústica destapó el aparatoso escenario de la Sala Arena mientras que algún que otro espectador no podía contener su emoción.
Watson dejó el piano para ‘Step Out For a While’, donde lució esa voz singular y esa forma de cantar como si se le acabase el aire. Ya con el público entregado, habiendo presumido de poder musical, reunió a su banda ante un solo micrófono para empezar a soltar las notas de ‘Man Like You’, la primera de Wooden Arms, y después la preciosa ‘Into Giants’.
‘Beijing’ reventó el escenario con el batería desatado entre timbales, cacerolas, campanas y la banda sacudiéndose a su ritmo con sonidos folk a base de trompeta. Cuando la tormenta amainaba al unísono y entraba de nuevo el piano, uno podía ver claramente la satisfacción inmensa en la cara del cantante.
De su segundo álbum (Close To Paradise), ‘Luscious life’ fue el único tema rescatado, seguido de ‘Bird In A Small Cage’, canción que Watson introdujo intentando hablar en español, aunque más bien parecía italiano.
El momento más emotivo de la noche llegó con ‘To Build a Home’, la única que Watson tocó solo en el escenario. Luego salió la banda y tras una coral ‘The Wild Things Are’, tocaron el último y definitivo tema en honor al guitarrista del grupo, Simon Angell, que tras el concierto de Madrid abandona la banda. Con ‘Man Under the Sea’, Watson y Angell se bajaron del escenario para colocarse en mitad de la pista, entre el público, y sin micrófonos, con la ayuda de sus compañeros, empezaron a corear la canción con un estribillo que empezó en susurro y terminó por ser cantado por el propio público «was just me, the fish and the sea…». Una perfecta seducción musical.
En definitiva, Patrick Watson demostró que es un tipo sencillo, divertido, un hombre que se cruza de piernas para tocar un piano de cola, con una voz potentísima y unos músicos que trasladaron a la perfección los arreglos del disco al directo.