La crisis vitalicia del teatro independiente

Los enviados

“El teatro está muy mal, hay muchas salas que si no han cerrado lo están pensando”. Impagos de Ayuntamientos, incapacidad para hacer frente a la Seguridad Social de los actores y al mismo tiempo asumir los gastos de una obra de teatro, escasez de subvenciones o mal planteamiento de las existentes… Son algunos de los obstáculos a los que actores y directores de teatro, como Raúl Molina (Madrid, 1980), tienen que enfrentarse día a día. La situación del teatro independiente en la capital no es buena, pero en realidad nunca lo ha sido.

 

“Desde que yo lo conozco, el teatro siempre ha estado en crisis” afirma Raúl, sin embargo también reconoce que hace algunos años, cuando empezó en el teatro, era capaz de vivir con el trabajo que realizaba en Cuarta Pared, compañía referente en la escena madrileña : “Ahora es raro el mes que trabajo con ellos. Es un ejemplo de cómo están las cosas. He pasado de vivir de mi nómina con Cuarta Pared a esperar que salga alguna función aislada” explica Raúl.

Detrás de esta dramática situación hay también otros nombres, Hipógrifo, Berimbao , Forja Teatro… son compañías pequeñas que necesitan la ayuda y el apoyo de las instituciones, pero sobre todo del público. “Nuestro público son amigos, familiares y dependiendo de la promoción, alguno que hayas conseguido engañar (risas)” detalla Raúl. Ir al cine, a cenar, quizás a un concierto… pero asistir al teatro no suele encontrarse entre las elecciones de la población para un sábado por la noche. Teniendo en cuenta que los tiempos de los cachés en teatros pasaron a la historia y que ahora las compañías independientes van a taquilla, (cobran en función de lo recaudado con la venta de entradas) la situación se complica un poco más. No ocurre así con el teatro infantil, dónde el panorama es mucho más halagüeño. Hay, incluso, obras de teatro para bebés: “Pese a que los padres no van, tienen la necesidad de llevar a los niños al teatro. Se agradece, ojalá esos niños sean el público del futuro que vaya al teatro”.Los enviados

Raúl comenzaba su andadura por el teatro en 2002: “Tenía la matrícula para hacer Periodismo o  Teatro y después del conflicto personal elegí teatro. Estudié en Cuarta Pared y justo al terminar mis estudios, me contrataron. Fue algo que me llegó, la verdad”. Desde entonces ha hecho teatro para adultos, pero también infantil (al que llegó a especializarse casi sin esperárselo), pero también televisión (el director de la serie cómica ‘La tira’ lo vio en una obra de teatro, le gustó y le ofreció un pequeño papel), y cortometrajes. La faceta de periodista no la dejó apartada aquel día de 2002 en el que se matriculó en Cuarta Pared. Raúl dirige semanalmente junto a David Muñoz, ‘Estación Sonora’, un prestigioso y veterano (llevan 13 años en antena) programa radiofónico de música rock que con un estricto e interesante criterio muestra las mejores propuestas del panorama musical madrileño en especial pero nacional en general.

Ahí converge precisamente  la interesante unión de dos disciplinas como son el teatro y la música. Raúl es inquieto y tiene en mente algo que aún no nos puede detallar pero que tomará forma en cualquier momento: “Hay un texto por ahí que no ha acabo de coger forma pero espero que lo haga. Lo tengo escrito junto a Shara García, contamos con un músico en el escenario. Me gustaría unificarlo. Incluso meter el mundo de la radio en teatro, pero no lo he explorado a fondo.” Molina advierte de que no será un musical al uso, ni mucho menos. Tan sólo la intimidad del teatro y un músico interpretando canciones que complementen al texto.

La cuerda floja constante en la que están ambos, músicos y actores, para llegar a final de mes es alguna de las cosas que tiene en común estos dos mundos, pero hay más: “Comparten las mismas penurias: Intentar hacerte un hueco, currártelo tú solo, que sepas lo que cuesta ganarse 10 míseros euros,  la creatividad la tienen muy en común también” detalla Raúl.

Asiste mucho más a conciertos que a obras de teatros. En primer lugar por el crecimiento del programa de radio, que les obliga cada día a estar más presentes en los directos de la capital,  y en segundo lugar,  por la desilusión que reconoce haber tenido con algunas obras de teatro: “Quizás si he dejado un poco de ir al teatro ha sido porque me he sentido engañado… he pensado alguna vez que me estaban tomando el pelo,  no entendía tanta tontería”. ¿Hacia dónde debería dirigirse el teatro para no decepcionar y atraer a más gente?. Raúl  resuelve la duda recurriendo a Bertolt Brecht (1898-1956) y a su comprometido teatro social: “Si era necesario se iba a las fábricas y hacía obras didácticas en las que mostraba muy claramente la situación que estaba viviendo la Alemania oprimida de aquel momento. Los llamaba directamente a tomar la calle”.  Raúl reconoce al mismo tiempo que quizás este teatro no atraería a mucho público en la actualidad “pero el que asistiera, saldría con una idea bien clara. Para mí el teatro político es fundamental, ha tenido un papel importante siempre y debe seguir teniéndolo”.

¿Salvará el teatro político la situación del teatro actual? No lo sabemos, pero las conciencias agitadas siempre han movido el mundo. 

*En la actualidad Raúl Molina sigue representado El alucinante viaje de Carola todos los fines de semana en la Escalera de Jacob, dónde también participa en  El Oso Ritmoso, ambas para el público infantil. Próximamente verá la luz su siguiente obra para adultos, El último caso. Es un proyecto que bajo la dirección de Susana Hidalgo pretende mezclar el cine negro de los 50 con arte visual. 

* Fotografías realizadas por Carolina Galiano. Obra de teatro: Los Enviados. Una misión angelical

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