/

Jon Garaño: «Uno mismo no sabe siempre quién es»

'Handia' es la cuarta película de Garaño.
Jon Garaño firma con ‘Handia’ su cuarto largometraje como director.

Si el mundo del cine contiene una esencia elitista, Jon Garaño (San Sebastián, 1974) ha logrado evitarla. Ha codirigido y coescrito dos cintas tan portentosas como Loreak y Handia, eso lo sabemos. Sabemos también que viene de las entrañas de Donosti, donde hace escasamente un mes se alzó con el Premio Especial del Jurado por su última película. Más allá de eso, sabemos poco. Tenemos, por otro lado, lo que vemos. Vemos que se mueve rápido, rápido pero tranquilo. Que su pelo es denso y oscuro, y que probablemente su barba también lo fuese hasta hace un tiempo determinado, cuando el tiempo empezó a teñirla de blanco. «Parece que tengo 80 años, pero no», bromea. Jon Garaño apenas supera la cuarentena. Es uno de los autores más prometedores del panorama nacional.

Pese a todo, habla rápido, y se autocorrige, y se compadece. «Vaya rollo os estoy contando», sentencia al terminar algunas de sus intervenciones más elocuentes, como aquel que siente vergüenza al escuchar sus percepciones proyectándose hacia su interlocutor, preocupado de que no vayan a estar a la altura de las expectativas. Hay mucho de esa timidez implícita en Loreak Handia. Está todo ahí.

De hecho, Handia nace de su «fascinación infantil por la leyenda del Gigante de Altzo». Esta idea venía rondando su cabeza sin acabar de concretarse en ningún momento desde hacía años. «Ya está Garaño con el tema del gigante«, bromeaban sus colaboradores. La idea se materializó finalmente gracias al guionista Andoni de Carlos, quien les hizo llegar un libreto acerca de esta historia para una posible película de dibujos animados. «No tenía nada que ver con lo que queríamos hacer nosotros, pero era el mismo personaje en el mismo contexto, así que decidimos unir fuerzas», explica.

El golpe seco del realismo mágico

Las cosas fluyeron, pero no sin antes ser repensadas infinidad de veces. «Al empezar a trabajar en la película nos dimos cuenta de que ya se había hecho, pensábamos, por ejemplo, en El hombre elefante de David Lynch, y nos decíamos que nunca podríamos estar a esa altura«, relata, con un tono que deja ver que las cosas, pese a todo, acabaron saliendo bien. «Hablando con gente sobre la película nos dimos cuenta de dos cosas: la primera, que mucha gente no conocía al gigante. La segunda, que muchos de los que lo conocían pensaban que era un ser mitológico. Ese es un material fantástico para una película: tienes a un personaje real que, ya en vida, se convirtió en un mito», continúa, a medida que una sonrisa que lo delata va surcando su rostro.

Así nació Handia, impregnada por el realismo mágico que baña su leyenda. Sin embargo, según Garaño, todo en ella se reduce a dos conceptos, «el de un mundo que no quiere cambiar y otro que ansía progresar». «Intentamos mostrarlo todo el tiempo, con juegos de composición: dejar claro que son el yin y el yan, el blanco y el negro, el progreso y la tradición», cuenta. En ese punto, de ese contraste, nace el conflicto narrativo de la cinta.

«Toda la película gira alrededor del cambio, del momento en que la coraza que nos colocamos para no afrontarlo acaba rompiéndose», explica. Esas dos fuerzas de las que habla se materializan a través de sus dos personajes centrales. «Hay individuos que defienden que adaptarte a tu entorno es algo miserable porque supone que pierdas tu forma de ser, mientras que otros aseguran que es la única forma de seguir avanzando, de seguir siendo algo», añade, antes de apuntar que, desde su punto de vista, el objetivo de su película es «dejar el debate abierto».

«Al final, lo único que podemos decir es que, a veces, por mucho que quieras cambiar, tu entorno no te lo permite, y viceversa», profundiza Jon Garaño, entrando en espirales en el discurso que lo llevó a escribir Handia. Su yo interior entra en juego al explicar que nadie está exento de los procesos de cambio. «Pasan los años y me veo cada vez más mayor, hay muchas cosas que antes hacía que ya no hago y al revés, me encuentro con que ahora hago cosas que nunca se me habría ocurrido que acabaría haciendo», explica, antes de reírse de forma nostálgica al escucharse.

¿Tú quién eres y cómo te ven los demás?

Para explicar todo esto, Garaño entiende como fundamental el rol de Martín (el hermano del Gigante de Altzo) en su película. «Martín es un personaje muy interesante porque piensa que no tiene limitaciones cuando realmente está limitado por todas partes. Está todo el rato pensando en que las cosas van a ser de una manera concreta, pero nunca se cumple nada de lo que planea. Nunca se queda satisfecho», relata. «¿Tú quién eres y cómo te ven los demás?», se pregunta Jon Garaño en voz alta, del mismo modo que se lo pregunta a lo largo de todo el metraje de Handia, expresando su incógnita a través de este personaje corroído por la ambición frustrada.

De todos modos, pese a que su película se ubica temporalmente en el corazón del siglo XIX, piensa que «una película no responde tanto al tiempo en el que se ambienta como lo hace respecto al momento en el que se hace«. De este modo, en Handia hay mucho de actualidad y de universalidad. «Estamos en un momento en el que la gente busca constantemente la atención de los demás y la aceptación social», afirma, para concluir que «muchas veces, uno mismo no sabe siempre quién es, además de que uno no siempre es igual».

«Mi yo de hace cinco años no tiene nada que ver con mi yo actual, aunque habrá algo que nos una. Hace cinco años buscaba la aceptación social de un modo y ahora lo hago de otro. Esas líneas siempre permanecen», incide Garaño, que nos lleva a todos al mismo plano que a sus personajes, que están «igual de afectados por su entorno social de lo que lo estamos todos».

Un crecimiento inconsciente

Respecto a su ascenso cinematográfico, Jon Garaño tiene claro que «Handia ha sido posible gracias a Loreak«. De todos modos, trata de subrayar una línea diferenciadora: «No sé cuáles eran nuestros referentes, pero sí sé que Loreak no era uno de ellos. No queríamos hacer Loreak 2«. Partiendo de su marcada intención por desmarcarse de sus trabajos previos, al final del camino ha vuelto a encontrarse con ellos. «Pese a todo, cuando terminamos nos dimos cuenta de que en Handia había mucho de Loreak. Estaba allí nuestro interés por lo humano, nuestras transiciones del gran angular al zoom hacia los personajes. Estábamos nosotros», explica, orgulloso.

Handia, eso sí, es la película más ambiciosa que ha rodado jamás Jon Garaño (junto a Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga). Él lo asume como algo natural, como un crecimiento progresivo. «El tema de la ambición lo llevamos de una forma inconsciente», admite. Termina autoreferenciándose: «La película se fue haciendo grande y… al final, gigante«. Al final, Handia.

Adrián Viéitez

Periodista cultural y deportivo. Dulce y diáfano. Autor de 'Espalda con espalda' (Chiado Ed., 2017). Escribo para salvarme de mí mismo.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.