A la tercera va la vencida. Me perdí el primer concierto de Hurts en Madrid, en la sala Charada, y el segundo, en Penélope, por motivos que ahora mismo se escapan de mi memoria. Este domingo, el dúo británico procedente de Manchester, que parece que le ha cogido cariño a nuestro país, volvía a visitarnos por tercera vez en menos de un año. Y lo hacían a lo grande: con todas las entradas vendidas desde hacía un par de semanas, algo poco usual tratándose de un grupo debutante que, hasta hace no mucho, se daba a conocer colgando sus canciones en MySpace.
Aunque el buen tiempo no acompañaba, cientos de personas esperaban en la calle Arenal que la Joy Eslava abriese sus puertas. Una vez dentro, los teloneros, Stendhal Syndrome, un dúo de productores catalanes que describe su música como “melodías emotivas y bases que fusionan el trip hop o la electrónica downtempo”, fueron los encargados de calentar al público con las canciones de su primer disco Blinding Lights, a la venta solamente en sus conciertos, aunque también puede descargarse gratuitamente en su página web. A pesar de lo complejo de su música, temas como ‘Broken wings’ cumplieron su función de distraer a los asistentes hasta que empezase el concierto del dúo de Manchester.
A las 21.30 horas, con una puntualidad absoluta, salieron al escenario los miembros de Hurts, el cantante Theo Hutchcraft y el sintetizador Adam Anderson, vestidos de traje riguroso, sobrios y elegantes, como viene siendo habitual en ellos, y con un ramo de rosas blancas en la mano que, canción a canción, fueron lanzando al público. Les acompañaba una banda formada por una violinista, un guitarrista, un batería y un teclista. Comenzaron con ‘Unspoken’, una de las canciones pertenecientes a Happiness, su primer y por el momento único álbum, uno de los debuts más fascinantes y exitosos del pasado año.
Poco a poco, el grupo fue desgranando todas las canciones de su disco (solo se dejaron fuera ‘Water’). Adam y Theo se metieron al público en elbolsillo gracias a temas tan brillantes como su primer single ‘Wonderful life’; la desgarradora balada ‘Blood, tears and gold’; la tristísima ‘Evelyn’, que gana muchísima fuerza en directo; o la fabulosa ‘Sunday’, canción favorita de 2010 para este que escribe y también una de las más bonitas declaraciones de amor que se hayan escrito jamás (The loverless nights they seem so long/ I know that I’ll hold you someday/ but until you come back where you belong/ It’s just another lonely sunday). También hubo espacio para alguna que otra sorpresa, como el sorprendente cover del ‘Confide in me’ de Kylie Minogue o el estreno de una canción inédita, ‘Mother nature’. Con los baladones ‘Stay’ e ‘Illuminated’, Hurts fueron llegando al final del concierto.
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Pero, como era evidente, los ingleses no podían irse sin interpretar el que es su mayor hit. Así, con ‘Better than love’, una de las pocas canciones bailables de su repertorio, y un “Muchas gracias Madrid, viva España”, nos dejaron a todos con un inmejorable sabor de boca y con unas ganas tremendas de volver a verlos en directo cuanto antes. ¡Volved pronto, Hurts!