Alexis Bledel no soporta el café y durante los siete años que duró la serie Gilmore Girls, rellenó sus tazas con Coca-Cola. Casi diez años después, Bledel y Lauren Graham vuelven a interpretar a Rory y Lorelai Gilmore, también conocidas como las mayores yonquis de la cafeína.
Netflix ha desempolvado de nuevo esta serie, que gira en torno a la relación de amistad entre una madre y una hija con 16 años de diferencia, proyectando cuatro capítulos largos que sitúan el argumento tras un salto de ocho años. El reboot sigue la vida de los personajes de las Chicas Gilmore a lo largo de ese periodo de tiempo, siendo cada capítulo una estación. Amy Sherman-Palladino y Daniel Palladino han retomado el guion de su serie, repartiendo la dirección de los episodios.
No cabe duda de que el éxito de este regreso reside en la participación de todos los personajes que formaron parte de esta serie, y residentes en el pueblo de Stars Hollow, ya que la ausencia de uno de ellos supondría la pérdida de la esencia de Gilmore Girls. Es el caso del fallecido Edward Hermann, Richard -y patriarca- Gilmore, cuya falta ha sido notable. Las tramas de los tres personajes principales, Lorelai, Rory y Emily Gilmore, en especial esta última interpretada por Kelly Bishop, son un emotivo homenaje a la falta del actor y a la figura del padre, abuelo y esposo.
«Huele a nieve», así comienza el capítulo de invierno, el primer episodio que nos deja claro que el espíritu de las Chicas Gilmore no ha desaparecido en absoluto. Son los detalles, como que Michelle siga sin pasar las llamadas telefónicas, que Kirk aún no haya encontrado trabajo y que el trovador del pueblo continúe la lucha por su territorio, lo que permite que demos el visto bueno a la narrada sinopsis de la vida de los personajes principales.
Cuando la primavera llega a Stars Hollow somos plenamente conscientes de que Rory parece atravesar la crisis típica de los treintañeros, mientras que tememos que las discusiones épicas -e imprescindibles- de Lorelai con su madre lleguen a pasar factura a su relación con Luke. Quien sí nos concede el gusto y todavía se pone su gorra azul y discute con Taylor.
El capítulo de verano es el más divertido, con diferencia, gracias al carácter de los espectáculos de Stars Hollow, y el que marcará el momento determinante entre madre e hija que deberán resolver en el último episodio. En el otoño, Gilmore Girls concluye sus cuatro estaciones. Si bien introduce momentos que chirrían y parecen algo surrealistas, también nos muestra uno de los más emotivos y el desenlace a los dilemas de las tres protagonistas. Claro que luego está esa última escena, tras la que cualquier fan de esta serie pedirá a gritos que se inventen urgentemente más estaciones.
Milo Ventimiglia, Matt Czuchry y Jared Padalecki vuelven para retomar los papeles de Jess, Logan y Dean, o lo que es lo mismo, los amores de Rory. Melissa McCarthy, quienes todos temían que no participase en el reboot, regresa como Sookie en una escena que se hace demasiado corta para toda la predilección que siempre hemos sentido hacia la chef. Aparte de estos habituales, Gilmore Girls hace guiños a pasadas series de Graham y Sherman-Palladino con cameos como el de Sutton Foster y Mae Whitman.
El retorno de las Chicas Gilmore es todo aquello que, después de nueve años, sus fans podrían esperar. Los momentos que aparentan estar sacados de una alucinación y parecen romper, en muy pocos momentos, el ritmo de la narración, son compensados con la agilidad de los diálogos de Lorelai, Rory y Emily Gilmore; además del disparatado pueblo de Stars Hollow que no decepciona nunca. Puede que lo único que los seguidores incondicionales de la serie hayamos echado de menos sea el Where you lead i Will follow de ese mítico opening de Carole King.
Me voy a mudar a #StarsHollow con las #ChicasGilmore
— Gertrularda🐙 (@abortocalamar) 29 de noviembre de 2016
Yo después de ver las cuatro estaciones de las #chicasgilmore: 😳😳😳😳 ¿No les falta una parte señores
Palladino?— La Narradora (@Lanarradora) 27 de noviembre de 2016