EL HANG Y OTRAS HISTORIAS

CajaDeSonrisas

«The drum is the most instrument». Las palabras de Art Blakey repetidas por US3 resuenan en mi cabeza y automáticamente las actualizo – El hang is the most important instrument. Es el último instrumento creado por el hombre. Su sonido, su forma y su aparente simpleza evocan optimismo por la evolución humana. Se toca con la mano y acaricia la mente. El hang es el instrumento más importante. Para mí, ahora.

Significa mano en idioma Bernés. Es el resultado de 25 años de investigación científica con acero y otros instrumentos de percusión resonante por todo el mundo. Ha sido creado en los laboratorios pertenecientes a la compañía PANArt, por Felix Rohner y Sabina Schärer en un cantón de Suiza en el año 2000. Está inspirado en el ghatam indio (un pote de barro usado en la música carnatica de la India) y en los tambores metálicos de Trinidad y Tobago. Pero el hang es mucho más sofisticado y avanzado. En cada uno de las cinco generaciones de hang que PANart han presentado desde el año 2000 se pueden notar las mejoras. A lo que aspiran los creadores es conseguir un instrumento más bien intuitivo, que no dependa tanto del virtuosismo del artista como de su olfato y sensibilidad. 

Mi encuentro con el hang es en un concierto de HaZaMoon y Bakus. Varias veces había visto un instrumento similar físicamente por lo cual fui al evento con la idea errónea. Esperaba que iba a escuchar el sonido de la caisa. Hasta que Jorge ( el artista de HaZoMoon) no saltó picado que la caisa es «un horror» como instrumento, una imitación mala del original, del hang suizo. Así que era en el Artebar de la Latina, justo el 25 de diciembre, donde por primera vez conocí el verdadero sonido de este instrumento de percusión tan sofisticado.

Seguramente el hang suena aún mejor en el aire libre, en el campo, debajo de las estrellas donde su sonido se puede expandir con todo su potencial. Pero el Artebar, a pesar de ser pequeña la sala, casi hermética, ofrecía la paz y el retiro necesarios para este tipo de espectáculos. El Artebar es un espacio de diversas actividades multiculturales, que nació en el barrio de Lavapiés hace 5 años. Ahora ya está en la Latina pero de primeras gana al visitante por su ambiente relajado – el trato discreto, la tranquilidad, las pinturas de diversas exposiciones temporales. En este caso de la artista Florencia Vettier, en cuyas pinturas coexisten el cubismo, la abstracción y el realismo.

La presentación de HaZoMoon con el acompanimineto de danza de Bakus fue hipnótica. O aburrida para los que se esperaban algo distinto del sonido meditativo de hang y los pasos flamenco marciales. De hecho entre el público más que uno estaba medio dormido. Algunos debido a la completa relajación y otros – al tedio. 

El artista Jorge Cuevis de HaZaMoon ha conocido en Hang hace 5 años en Amsterdam. En esta época Jorge es DJ, mezclando vinilos pero en el momento en que escucha el sonido del hang sienta un flechazo fatal que le provoca a un cambio vital total.

Es difícil conseguir un hang. Hasta 2009 solamente se han producido alrededor de 6000 instrumentos, ya que sólo los fabrican sus dos creadores, y actualmente tan solo se fabrican unos 400 al año. Únicamente se venden en la casa matriz en Berna (Suiza). Pero lo que más cuesta no es el precio, es conseguir convencer a sus creadores, a través de una carta de motivación, en la claridad de tus intenciones y expresar por qué quieres el hang.

Obviamente Jorge ha logrado a convencer a PANart. Él deja sus mezclas y visitas de clubs como DJ, algo que ha hecho a lo largo de 10 años y emprende un nuevo camino. Viaja por el mundo con su Hang, se convierte en un artista de calle que quiere difundir el amor a la música y a todo lo demás que le inspira – la Naturaleza, los sonidos de los animales y el agua, la vida.

El mismo hang es un instrumento que despierta la curiosidad nada más con su apariencia. Su forma recuerda a un sartén volante se compone de dos hemisferios de metal soldados y los lados se llaman Ding y Gu. El lado Ding contiene 8 tonos musicales en forma de círculos que rodean a un círculo central mayor (el llamado Ding) y que tiene un sonido muy parecido al Gong. El otro lado, el lado Gu, tiene un agujero para la resonancia del sonido que se genera dentro. Al tocar Ding se produce una resonancia profunda, como de caverna y los tonos se ajustan según el cambio del espacio entre las rodillas del artista. Al pulsar con la mano, cada nota del hang vibra en una variedad de modalidades y además hace que las demás notas vibren. Las frecuencias de estas modalidades tienen una ratio de 1: 2: 3 y esta relación harmónica crea el efecto interesante.

El poder disfrutar de su sonido cálido, meditativo y místico en un sitio tranquilo con no más de 15 personas durante los días locos y jadeados de Navidad  lpermite llegar a esta paz interna que a ratos buscamos pero raras veces alcanzamos. Una escapada parasidiaca en el Madrid festejante que no cuenta solo historias navideñas.

Para ver una demostración sólo debéis pinchar aquí.

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